Cuando un niño experimenta dolor, sus padres generalmente lo saben. Sin embargo, el dolor puede ser difícil de describir para un menor, sobre todo para los más pequeños. Un niño mayor puede describir el dolor como agudo o como calambres, o decir si el dolor aparece y desaparece (intermitente). Un niño de entre 18 meses y 3 años puede quejarse de dolor o decirte que no se siente bien. Pero las señales de dolor en un niño muy pequeño a veces pueden ser difíciles de reconocer. Por ello, debes estar atento(a) a los cambios en la forma en que actúa tu hijo(a).

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Los signos que te mencionamos a continuación pueden ayudarte a decidir si el dolor de tu hijo(a) es leve, moderado o severo. Un niño con dolor severo tendrá más de estos comportamientos, los comportamientos serán más constantes y serás menos capaz de consolar a tu niño. Busca lo siguiente:

  1. Cambios en el comportamiento habitual. Es posible que tu hijo(a) coma menos o se ponga quisquilloso o inquieto.
  2. Llora, gruñe o contiene la respiración.
  3. Experimenta llanto que no se puede calmar o consolar.
  4. Expresiones faciales, como ceño fruncido, frente arrugada, ojos cerrados o apariencia de enojo.
  5. Cambios en el sueño, como despertarse con frecuencia o dormir más o menos de lo habitual. Incluso los niños con dolor severo pueden tomar siestas cortas porque están muy cansados.
  6. Movimientos corporales como cerrar los puños, proteger una parte del cuerpo (especialmente al caminar), patear, aferrarse a quien le sostiene o no moverse.

 

Fuente: Michigan Medicine – University of Michigan Health