Cuando hablamos de broncearse directamente con el sol,  también estamos hablando de sobreexposición a los rayos UV.

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Dicha sobreexposición puede dañar la piel y aumentar el riesgo de desarrollar los siguientes problemas de salud:

  1. Envejecimiento prematuro de la piel, que puede hacer que la piel se vuelva más gruesa, correosa y arrugada. También puedes desarrollar manchas oscuras en la piel. Esto ocurre porque la exposición prolongada a los rayos UV provoca que la piel sea menos elástica. Cuanta más exposición solar tengas, tu piel envejecerá antes.
  2. Cánceres de piel, incluido el melanoma. Esto puede ocurrir porque la luz ultravioleta daña el ADN de las células de la piel e interfiere con la capacidad del cuerpo para combatir el cáncer.
  3. Queratosis actínica, un parche de piel grueso y escamoso que suele formarse en áreas expuestas al sol, como la cara, el cuero cabelludo, el dorso de las manos o el pecho. Eventualmente puede volverse canceroso.
  4. Daño ocular, incluidas cataratas y fotoqueratitis (ceguera de la nieve).
  5. Sistema inmunitario debilitado, lo que puede incrementar tu sensibilidad a la luz solar, disminuir los efectos de las vacunas y ocasionar reacciones a ciertos medicamentos.

 

Fuente: U.S. National Library of Medicine