El diagnóstico de cálculos renales (piedras en el riñón) requiere una evaluación completa del historial de salud y un examen físico. Entre las pruebas más comunes que realizan los médicos para detectar dichos cálculos se encuentran las siguientes:

  • Análisis de sangre para calcio, fósforo, ácido úrico y electrolitos.
  • Nitrógeno ureico en sangre y creatinina para evaluar el funcionamiento renal.
  • Análisis de orina para detectar cristales, bacterias, sangre y glóbulos blancos.
  • Examen de piedras pasadas para determinar su tipo.

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Asimismo, las siguientes pruebas pueden ayudar a confirmar o descartar alguna obstrucción causada por los cálculos:

  • Radiografías abdominales
  • Pielografía intravenosa (PIV)
  • Pielografía retrógrada
  • Ecografía del riñón (la prueba preferida)
  • Resonancia magnética del abdomen y de los riñones
  • Tomografía computarizada abdominal

El medio de contraste utilizado en la tomografía computarizada y la PIV puede afectar la función renal. Sin embargo, en las personas que tienen una función renal normal, esto no representa una preocupación.

Hay algunos medicamentos que pueden aumentar el potencial de daño renal junto con el tinte. Por lo anterior, asegúrate de que tu radiólogo esté al tanto de cualquier medicamento que estés tomando.

 

Fuente: Healthline