Tratar la afección subyacente suele ser la mejor manera de lidiar con la micción frecuente. Esto suele ser sinónimo de, por ejemplo, controlar la diabetes de una persona, tratar una infección del tracto urinario con antibióticos o someterse a una terapia contra el cáncer.

Si la afección se diagnostica como vejiga hiperactiva, el tratamiento generalmente abarca lo siguiente:

  • Modificación de la dieta, incluida la reducción o eliminación de la ingesta de cafeína y alcohol.
  • Ejercicios de Kegel para ganar fuerza en el suelo pélvico.
  • Monitoreo de la ingesta de líquidos.
  • Terapias conductuales como el entrenamiento de la vejiga.

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También puede incluir medicamentos anticolinérgicos, como oxibutinina o un medicamento agonista del receptor adrenérgico beta-3, como mirabegron o vibegron, inyección de botox u otros procedimientos para modular los nervios sacros u otros nervios.

El entrenamiento de la vejiga consiste en mantener un horario estricto de micción e incrementar el tiempo entre los vaciamientos de la vejiga. El objetivo es aumentar la cantidad de tiempo entre orinar y la cantidad de líquido que puede contener la vejiga. Tu proveedor de atención médica también puede recetar un medicamento que calme los músculos y los nervios.

Fuente: Very Well Health