En la mayoría de los casos, los médicos NO recomiendan la cirugía para tratar la vejiga hiperactiva hasta que se hayan probado todas las demás opciones de tratamiento y no se haya obtenido alivio.

A continuación te mencionamos las principales cirugías que se utilizan para tratar este problema de salud cuando las otras alternativas han fracasado:

1. Estimulación del nervio sacro

La vejiga hiperactiva suele ser el resultado de impulsos nerviosos errantes. Estos impulsos le dicen a tu vejiga que necesitas orinar incluso cuando no es así. Esto puede llevar a orinar con frecuencia o a tener ganas de orinar después de haber orinado.

Durante este procedimiento, tu médico puede colocar un pequeño electrodo debajo de la piel de las nalgas o la parte inferior del abdomen. Este electrodo enviará pulsos que ayudarán a regular estas señales que le indican a tu cuerpo cuándo necesita orinar.

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2. Derivación urinaria

Cambiar la ruta de los uréteres (los conductos que transportan la orina desde los riñones hasta la vejiga) puede reducir la frecuencia y las ganas de orinar. Durante este procedimiento, tu médico desviará la vejiga y creará una abertura en la pared abdominal donde la orina puede vaciarse en una bolsa de ostomía (bolsa que recolecta desechos fuera de tu cuerpo).

3. Cistoplastia

Si tu médico cree que tus síntomas de vejiga hiperactiva son el resultado de una vejiga que es demasiado pequeña, puede sugerirte agrandarla durante este procedimiento. Sin embargo, la cistoplastia generalmente se reserva para personas que no han visto mejoras con otras opciones de tratamiento.

4. Extirpación de la vejiga

En raras ocasiones, tu médico puede decidir que extirpar la vejiga por completo es la única opción para eliminar los síntomas y las complicaciones de la vejiga hiperactiva. Cuando hace esto, desvía la orina de tus riñones a una bolsa de ostomía en el exterior de tu cuerpo.

Estas cirugías suelen ser muy eficaces, pero conllevan una serie de riesgos y posibles complicaciones de por vida. Si tienes más dudas sobre ellas o crees requerir una, consulta a tu médico.

 

Fuente: Healthline