Cuando tienes uno o más bebés, básicamente tienes que hacerte cargo de limpiar su popó hasta por 3 o 4 años. Incontinencias de recién nacidos, cambios de pañales en baños públicos, las infames «explosiones» en las que ya no hay nada que hacer y, por supuesto (¿quién podría olvidarlo?), el entrenamiento para ir al baño.

La cuestión es que la crianza de un bebé/niño pequeño implica el aseo de mucha popó, mucho más de lo que nadie en esa situación jamás experimentará. Pero a veces, tu hija o hijo dejan de defecar por completo, y eso de alguna manera es más molesto, pues es signo de algo anormal.

No poder «hacer del dos» es algo que muchos niños pequeños padecen al menos una vez en sus años de aprendizaje para ir al baño. Pero el hecho de que sea común no significa que sea fácil o divertido de manejar.

Por ello, a continuación te explicamos por qué tu hijo(a) podría estar haciéndolo y cómo puedes ayudarlo(a) a volver a su rutina habitual.

Conoce más: 3 causas emocionales que detonan problemas para ir al baño en niños

Posibles causas

Antes de que entres en pánico, debes saber que las razones más comunes por las que tu niño puede dejar de defecar de forma normal son bastante benignas. Estas son algunas de ellas:

  • Estreñimiento. Si empujar la popó es difícil o doloroso porque sus heces son difíciles de evacuar, un niño puede tratar de evitarlo.
  • Están asustados. Si tu niño pequeño tuvo una mala experiencia con una evacuación intestinal (es decir, tuvo una que fue dolorosa o difícil de evacuar), o incluso con un baño (como usar el inodoro de un familiar que hace mucho ruido al jalar la palanca), puede comenzar a pensar que todas las deposiciones son dolorosas o aterradoras. Esto hará que se resistan a cualquier sugerencia de hacer popó.
  • No están entrenados para ir al baño con confianza. La mayoría de los niños no tienen muchos problemas para hacer pipí en el orinal cuando están rompiendo el hábito de usar pañales, pero defecar puede ser otra historia. Un niño que está entrenado para ir al baño pero que no lo ha logrado totalmente puede resistirse a hacer popó en el orinal. Por otra parte, es posible que esperen a que les vuelvas a poner un pañal para que puedan hacer sus necesidades.
  • Exigen cierta independencia. En el momento en que tu dulce bebé se convierte en un niño pequeño, comienzan las luchas de poder. Quieres que hagan del baño en el orinal, así que simplemente no te darán lo que quieres. Cuanto más dure esto, más difícil será romper el hábito.
  • Tienen mejores cosas que hacer. ¿No lo hacemos todos? Pero en serio, algunos niños simplemente no quieren tomarse el tiempo para detenerse y usar el baño, especialmente si son muy activos o se involucran fácilmente en otras actividades. Hacer popó requiere más tiempo que hacer pipí y elimina un precioso tiempo de juego de la apretada agenda de tu niño.
  • Tienen problemas sensoriales o de ansiedad. Es posible que a tu hijo(a) no le guste la sensación de defecar. Esto puede suceder en niños con autismo o con trastornos del procesamiento sensorial. El olor o la apariencia de la popó también puede resultar ofensivo para algunos niños muy sensibles. Incluso pueden tener algo de ansiedad asociada con «expulsar» sus heces; tal vez se hayan sentido apurados al tener una evacuación intestinal en el pasado, o se sintieron estresados ​​de alguna otra manera mientras estaban en el baño.

Asimismo, en raras ocasiones, una afección médica puede ser la causa de que un niño deje de defecar. Comienza asumiendo que los problemas de deposición de tu hijo(a) son más psicológicos que físicos, pero comprende que puede haber una razón subyacente para la retención de heces. Tales razones pueden incluir:

  • Afección gastrointestinal (GI) que causa estreñimiento crónico. Esta podría ser enfermedad celíaca, enfermedad de Hirschsprung, síndrome del intestino irritable o incluso intolerancia a la lactosa.
  • Impactación fecal. Si tu hijo(a) suele estar estreñido, podría terminar con heces endurecidas alojadas en el colon o el recto, lo que le imposibilitaría hacer del baño.
  • Inercia colónica. Llámala colon perezoso si lo deseas, pero cuando el sistema gastrointestinal de tu niño no mueve las heces de manera eficiente a lo largo de su camino habitual, puede afectar su capacidad para defecar.
  • Problemas tiroideos. El estreñimiento es un síntoma común del hipotiroidismo, una condición en la que no produce suficiente hormona tiroidea.
  • Problemas anatómicos. Una parte defectuosa de la anatomía de tu hijo, como un esfínter anal demasiado apretado, por ejemplo, podría dificultar físicamente la evacuación de las heces. De manera similar, la disfunción del suelo pélvico también puede interferir con la capacidad del cuerpo para empujar y defecar.

RECUERDA: Si tienes más dudas sobre por qué tu niño no puede o no desea hacer popó, consulta a su pediatra.

 

Vía: Healthline