Como su nombre lo indica, los aceites faciales son, de hecho, aceites diseñados para tu rostro. Son algo así como un caballo de batalla, capaz de abordar todo tipo de problemas.

Los aceites faciales pueden «ayudar a sellar la humedad, restaurar la barrera lipídica de la piel, regular la producción de sebo y proporcionar nutrientes vitales a la piel, incluyendo una concentración de ácidos grasos reparadores y regeneradores», así lo indica Jenna Levine, fundadora de LINNÉ, una línea botánica de lujo para el cuidado de la piel.

Y eso so no es todo. «Los aceites faciales también pueden otorgar una capa que te protege de los elementos cotidianos, así como sellar un suero, suavizar las líneas y calmar la piel», señala Kelly Gold, directora de spa y fitness en The Club at Rancharrah, en Nevada (Estados Unidos) y esteticista profesional. «Un aceite facial de grado terapéutico puede penetrar más profundamente en la piel, brindando así su infusión natural de propiedades, como por ejemplo ácidos grasos omega, polifenoles y antioxidantes, para obtener resultados instantáneos».

Cualquiera puede utilizar este tipo de aceites. “Actúan como una excelente base para el maquillaje y pueden ser excelentes para el cuidado del vello facial”, agrega Melissa Medvedich, aromaterapeuta certificada y fundadora de Supernal.

Cabe señalar que, además de lo anterior, los aceites faciales se sienten increíbles. Solo unas pocas gotas se absorben rápidamente en tu piel, dejándola radiante y perfectamente hidratada.

Por ello, si estás preocupada(o) de que frotar tu piel con aceite la hará verse y sentirse grasosa, brillante y lista para el acné, no temas, pues no tendrás ninguno de estos resultados en los días siguientes a que te lo hayas aplicado.

La clave es encontrar un aceite bien elaborado que sea adecuado para tu tipo de piel.

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Qué buscar en un aceite facial

«No todos los aceites son creados de la misma manera», menciona Gold. La experta aconseja buscar aceites faciales certificados como orgánicos, crudos, prensados ​​en frío y frescos y sin refinar.

“Tales características te brindarán los beneficios más hermosos y ricos en nutrientes por vía tópica sobre tu piel. Los aceites que tienen tonos hermosos y una fragancia inconfundiblemente fresca y terrosa suelen ser buenos indicadores de que son puros y sin refinar», agregó.

Los aceites comerciales que se refinan o alteran químicamente carecen de estas características. También tienen niveles mucho más bajos de antioxidantes, enzimas y cargas de nutrientes, que son todas las cosas buenas que benefician a tu piel.

“Estos ingredientes esenciales son vitales para la salud cutánea, incluida la claridad, la hidratación y la protección contra los daños ambientales que aceleran el proceso de envejecimiento de la piel”, afirmó Gold.

 

Vía: Healthline