Una prueba serológica es un análisis de sangre que busca anticuerpos creados por tu sistema inmune. Hay muchas razones por las que puedes producir anticuerpos, y la más importante de ellas es ayudar a combatir las infecciones. La prueba serológica para COVID-19 busca específicamente anticuerpos contra el nuevo coronavirus.
Tu cuerpo tarda entre 5 y 10 días para desarrollar anticuerpos después de haberte infectado con el virus. Por tal motivo, las pruebas serológicas no son lo suficientemente sensibles como para diagnosticar con precisión una infección activa por COVID-19, incluso en personas con síntomas.
No obstante, las pruebas serológicas pueden ayudar a identificar a cualquier persona que se haya recuperado del coronavirus. Esto puede incluir a personas que inicialmente no fueron identificadas como positivas para el COVID-19 porque no mostraron síntomas, tenían síntomas leves, optaron por no hacerse la prueba, tuvieron una prueba de falso negativo o no pudieron hacerse la prueba por ningún motivo. Las pruebas serológicas brindan una imagen más precisa de cuántas personas se han infectado y recuperado del coronavirus, así como la verdadera tasa de mortalidad.
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Las pruebas serológicas también pueden aportar información sobre si las personas se vuelven inmunes o no al coronavirus una vez que se han recuperado y, de ser así, cuánto durará esa inmunidad. Con el tiempo, estas pruebas se pueden usar para determinar quién puede regresar a la comunidad de manera segura.
Los científicos también pueden estudiar los anticuerpos contra COVID-19 para saber a qué partes del coronavirus responde el sistema inmune y, de esa forma, darles pistas sobre qué región del virus deben atacar en las vacunas que están desarrollando.
Las pruebas serológicas ya han comenzando a estar disponibles en entornos hospitalarios y están siendo desarrolladas por muchas compañías privadas alrededor del mundo. Sin embargo, la precisión de estas pruebas debe validarse antes de su uso generalizado en cualquier país.
