vitaminas-antioxidantes-obesidadInvestigadores del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) conducen un estudio en pacientes con obesidad, a fin de hallar el impacto en las alteraciones hematológicas (de elementos inmunológicos de la sangre) causadas por el ejercicio, y su atenuación como medida de seguridad al recomendar hacer ejercicio como tratamiento o terapia.

Andrea Pegueros Pérez, jefa del Laboratorio de Farmacología del Ejercicio en el INR, explicó que antes de prescribir recomendaciones de ejercicio a personas con obesidad deben tomarse en cuenta ciertas consideraciones. Según la especialista, varios estudios demuestran que las personas sin obesidad tienen un tiempo de recuperación muy oportuno después de realizar alguna actividad física, en contraste con aquellas que tienen una acumulación excesiva de grasa en el cuerpo.

“Cuando se promueve la actividad física en personas con obesidad es importante observar si esta podría desencadenar algún riesgo […] Se sabe que la recuperación posterior al ejercicio produce un efecto de inflamación y una modificación importante sobre la función de los eritrocitos o también llamados glóbulos rojos, células que transportan oxígeno y otros nutrientes al organismo, principalmente al músculo”, detalló la experta.

Sobre esta base, la investigadora y su equipo evaluaron el efecto de las vitaminas E y C (consideradas antioxidantes) sobre los cambios posteriores que se presentan al hacer un esfuerzo físico, específicamente en la función de las células eritrocitarias en personas con obesidad. Los pacientes fueron distribuidos en dos grupos de tratamiento con dichas vitaminas, para finalmente comparar los resultados con los obtenidos en un grupo de individuos sanos sin obesidad.

Los grupos fueron sometidos inicialmente a una prueba de esfuerzo aeróbica antes y después del tratamiento. Durante ese periodo, se tomaron muestras de sangre para determinar el comportamiento de los eritrocitos y para determinar las vitaminas en suero y sangre, antes y después del tratamiento.

El tratamiento con vitaminas antioxidantes durante y después del ejercicio redujo la respuesta inflamatoria (inflamación) en personas con obesidad, favoreciendo la estabilidad de la membrana eritrocitaria, similar a la que presentaron los pacientes control sin obesidad.

Con ello, los expertos concluyeron que el tratamiento conjunto de estas vitaminas puede contribuir a reducir las alteraciones hematológicas, así como a disminuir los factores relacionados con el riesgo cardiovascular durante las primeras etapas de un programa de ejercicio aeróbico como parte de la intervención terapéutica de sujetos con obesidad.

“Si administramos vitaminas E y C en sujetos con obesidad, esto favorecerá que la membrana eritrocitaria sea más estable, de tal forma que posterior a un ejercicio agudo exista una menor destrucción de eritrocitos y las condiciones de transporte de oxígeno no se vean comprometidas», subrayó Pegueros Pérez.

En México, el Centro Nacional de Investigación y Atención en Medicina del Deporte busca atender a todas aquellas personas con obesidad que deseen iniciar un programa de actividad física como parte de su tratamiento para el control del peso. A partir de la orientación que reciben, se les recomienda el consumo de antioxidantes durante las primeras etapas de su actividad.

“Lo importante es que generemos un consenso más grande que repercuta en los profesionales de salud con interés en recomendar y prescribir ejercicio; principalmente en el área médica y de nutrición no es adecuado decir a las personas que realicen ejercicio durante 30 minutos, sino que se debe estudiar al sujeto, observarlo y hacer algunas recomendaciones personalizadas sobre cómo debe ejercitarse, conocer los riesgos que tiene derivados de su padecimiento, y a partir de eso hacer una prescripción de ejercicio seguro para el paciente con un plan de alimentación adecuado a su condición”, finalizó la investigadora.

 

Vía: Agencia Informativa CONACYT