¿Alguna vez tu cuerpo se ha movido repetidamente y sin control? Probablemente se haya tratado de un tic. Los tics pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo, ya sea en la cara, los hombros, las manos o las piernas.
La mayoría son leves y apenas se notan. Sin embargo, en algunos casos son frecuentes y severos.
Al tic más común se le llama desorden del tic transitorio, éste se va por sí solo, aunque puede empeorar por ansiedad, cansancio y algunos medicamentos. En tanto, algunos tics no se van nunca, aquellos que duran más de un año se conocen como tics crónicos.
Los tics faciales, los cuales involucran ojos y músculos de la cara, ocurren con mayor frecuencia. Algunos síntomas son:
• Parpadeo de los ojos.
• Muecas faciales.
• Crispaciones de la boca.
• Arrugamiento de la nariz.
• Desviación de los ojos.
Los tics pasajeros durante la niñez no se tratan. Considera que llamar la atención del niño sobre un tic puede empeorarlo o hacer que continúe. En cambio, un medio ambiente sin estrés puede evitar que los tics ocurran reiteradamente.
Aunque es difícil prevenir estos episodios, la reducción de la ansiedad puede ser de gran ayuda. Otra buena técnica, según expertos, es observarse en el espejo. Esto podría ayudar a tomar consciencia de los movimientos y de cuándo adquieren más intensidad. De este modo, será más sencillo enfrentarte al problema.
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Si nada de lo que hagas disminuye los tics, lo mejor será acudir con un especialista. Se ha demostrado que las terapias cognitivo-conductuales son muy eficientes en la eliminación de estos movimientos. Otra opción son las técnicas de relajación, que ayudarán a controlarlos en gran medida.
Vía: Medline Plus/ American Academy of Child and Adolescent Psychiatry
