La cafeína, y el café principalmente, es una de las sustancias más populares en todo el mundo. Aunque su consumo frecuente ha sido envuelto en varias polémicas, lo cierto es que hay pruebas científicas de que su consumo moderado (menos de 4 tazas al día) puede ofrecer algunos beneficios a la salud integral.

Investigaciones realizadas por Mayo Clinic indican que el consumo controlado de café puede ayudar a prevenir enfermedades del hígado, proporcionar un gran impulso de antioxidantes e incluso proteger el cerebro contra el Parkinson.

Sin embargo, no todas las personas toleran la cafeína de la misma manera. Mientras algunas pueden tomarse varias tazas de café sin mostrar ningún efecto secundario negativo, otras pueden beber solo una taza y experimentar sensación de nerviosismo, ansiedad e inquietud.

¿A qué se debe lo anterior? A lo que se conoce como sensibilidad a la cafeína.

La mayoría de las personas consumen cafeína con frecuencia de alguna u otra forma (café, té, refrescos, chocolate), pero la forma en que el organismo procesa sus componentes varía en función de nuestra sensibilidad.

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La sensibilidad a la cafeína es la cantidad de esta sustancia capaz de producir un efecto en el cuerpo, y varía en cada persona. Dicha sensibilidad se ve intensamente afectada por el consumo diario de cafeína.

Las personas que toman con regularidad bebidas con cafeína desarrollan rápidamente una menor sensibilidad a esta sustancia. Esto significa que requiere dosis más elevadas de cafeína para lograr los mismos efectos que una persona que no ingiere habitualmente bebidas con cafeína.

Recomendaciones

Para ‘sufrir’ en menor cantidad los efectos adversos que el consumo de cafeína puede desencadenar, expertos recomiendan seguir algunos consejos:

1 Las personas que no consumen cafeína regularmente tienden a sentir sus efectos secundarios negativos con más fuerza. Por ello, si no bebes café con frecuencia, cuando lo hagas trata de que sea en cantidades pequeñas (1 taza) y que no esté muy ‘cargado’ (de preferencia que sea una variante acompañada con leche).

2 Evita consumir cafeína cuando estés en tratamiento médico. Ciertos medicamentos, como algunos antibióticos y fármacos contra el asma, incrementan la intensidad de los efectos secundarios no deseados de la cafeína.

3 Su consumo puede llegar a provocar ansiedad y trastornos de pánico, promoviendo ataques en aquellas personas que padecen desórdenes relacionados con la ansiedad, y causar insomnio a quienes son susceptibles.

 

Vía: Kid’s Health, SinEmbargo/HuffPost