La tosferina es una enfermedad grave que puede hacer que los bebés dejen de respirar. Tú como papá o mamá puedes ayudar a protegerlos vacunándote, y asegurándote de que tu recién nacido reciba sus vacunas.
La tosferina, que también se llama pertussis, es muy contagiosa y es más peligrosa en los bebés. Las personas con tosferina generalmente transmiten la enfermedad al toser o estornudar cerca de otras personas, que a su vez inhalan la bacteria que la produce. Muchos bebés que contraen tosferina adquieren la infección de sus padres, hermanos mayores u otras personas que los cuidan, quienes a veces ni siquiera saben que padecen la enfermedad.
Cuando los bebés contraen tosferina, los síntomas pueden ser muy severos. Los bebés pequeños pueden contraer neumonía (infección de los pulmones) y tener dificultad para respirar. Casi la mitad de los bebés menores de 1 año que contraen tosferina terminan en el hospital y algunos incluso mueren.
Debido a que la tosferina puede hacer que los bebés se enfermen gravemente y que la pueden contraer de cualquiera de las personas que los rodean, necesitan protección. Tú puedes ayudar a protegerlos con las vacunas de tres maneras clave:
- Si estás embarazada, al ponerte la vacuna contra la tosferina en el tercer trimestre.
- Al rodear a tu hijo de familiares y cuidadores que estén al día con las vacunas contra la tosferina.
- Al asegurarse de que tu bebé reciba todas las dosis de la vacuna contra la tosferina de acuerdo con el calendario de vacunación recomendado por las instituciones pertenecientes a la Secretaría de Salud (IMSS e ISSSTE).
Vacunarse contra la tosferina durante el embarazo le proporciona a tu bebé algo de protección a corto plazo, pero cuando sea más grande necesitará su propia vacuna (llamada DTaP) para estar protegido. Para obtener la mejor protección contra la tosferina, los niños necesitan cinco dosis de la vacuna DTaP. Se recomienda administrarle la primera dosis a tu bebé cuando tenga 2 meses de edad. Después necesitará otras dos, que se le administrarán a los 4 y a los 6 meses, para que se produzcan altos niveles de protección. La protección de la vacuna contra la tosferina disminuye con el tiempo; por eso se recomiendan refuerzos entre los 15 y 18 meses, y entre los 4 y 6 años de edad, para así mantener esa protección.
La tosferina empieza como el resfriado común, con congestión nasal o moqueo, estornudos y tal vez tos o fiebre leves. Pero después de 1 o 2 semanas, puede comenzar una tos intensa.
A diferencia del resfriado común, la tosferina puede producir una serie de accesos de tos durante varias semanas. Estos pueden ser violentos y rápidos, hasta que los pulmones se quedan sin aire y la persona tiene que hacer un esfuerzo mayor para respirar, lo cual produce un fuerte «silbido». Es importante mencionar que muchos bebés con tosferina no desarrollan nada de tos. En lugar de ello, puede ocasionar que dejen de respirar.
Si a ti o tu hijo les da un resfriado acompañado de tos intensa o prolongada (que dura mucho tiempo), podría ser tosferina. La mejor manera de averiguarlo es consultar al médico.
Vía: CDC