El pescado es uno de los productos animales más consumidos alrededor del mundo. Si bien puede prepararse en diversas presentaciones, es común encontrarlo crudo en algunos platillos, en especial en la comida tradicional asiática. El sushi es uno de los alimentos preferidos, gracias a sus nutrientes y sabor. Lamentablemente, comer pescados y otros mariscos crudos conduce a riesgos que no deben tomarse a la ligera.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), ciertos parásitos o gusanos pueden vivir en el pescado crudo, mismos que entran en el cuerpo al ingerirlo. Cuando llegan al sistema digestivo, invaden la pared del estómago y producen dolor gastrointestinal, náuseas y vómitos. También existe el riesgo de otras complicaciones, como hemorragia digestiva, obstrucción intestinal y peritonitis —inflamación de la membrana que recubre las paredes internas del abdomen—.

Conoce más: Recomendaciones para elegir pescados y mariscos

Recomendaciones

  1. Compra el pescado si aparece en el mostrador sobre un gruesa cama o bloque de hielo fresco.
  2. Asegúrate de que no existe un olor fuerte a pescado, ácido o amoníaco. Los mejores peces siempre tienen un olor suave y fresco.
  3. Evita el pescado con signos de oscurecimiento o sequedad en los bordes.
  4. En el caso de camarones y otros mariscos, escoge los que brillen y no tengan olor.
  5. Al almacenar el pescado, asegúrate de que esté separado físicamente de otros alimentos. Deben estar en su propia caja de exhibición o separados de los productos por divisores.

Si vas a utilizar los pescados y mariscos tras dos días de la compra, guárdalos en el refrigerador. De lo contrario, envuélvelos firmemente en plástico, lámina metálica o papel a prueba de humedad, y déjalos en el congelador.

Ante cualquier signo de intoxicación, visita a un médico de inmediato.

 

Vía: Hola Doctor