A pesar de sus vibrantes tallos verdes y rojos, el ruibarbo quizás sea una de las plantas para consumo más olvidadas del jardín.
De sabor adquirido, se parece al apio y tiene un sabor ácido, pero se usa en muchas recetas de postres, desde compota hasta pastel. Al igual que con los arándanos, el ruibarbo necesita un poco de dulzura para atraer al paladar. A menudo se combina con fresas para reducir la cantidad de azúcar añadida.
Pero, ¿por qué debería estar en tu menú? El ruibarbo es una excelente fuente de vitamina C, luteína y calcio. También es muy bajo en calorías, aportando solo 11 por tallo. Así que si nunca lo has probado, es hora de hacerlo.
Es común que encuentres ruibarbo en los tianguis y mercados de agricultores, así como en la sección de frutas y verduras de tu tienda favorita. Cuando compres ruibarbo, busca tallos de colores brillantes, firmes y rectos. IMPORTANTE: Solo los tallos son comestibles. Incluso si se cocinan, las puntas de las hojas poseen una toxina que es venenosa. Si cuando compres el ruibarbo todavía trae las hojas, estas no deben verse marchitas, y lo recomendable es cortarlas y tirarlas una vez que llegues a casa. Luego lava los tallos y colócalos en el refrigerador hasta por una semana.
Una forma sencilla de probar el ruibarbo es cocinarlo igual que como lo harías con manzanas para hacer puré.
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«Salsa clásica» de ruibarbo
- 450 gramos de ruibarbo, recortado
- 2 cucharadas de miel
- Agua según sea necesario
Corta los tallos en trozos de 2.5 cm para cocinarlos más rápido. Coloca los trozos en una cacerola grande de acero inoxidable (debido a que el ruibarbo es muy ácido, evita usar cobre y aluminio).
Añade la miel y solo agua suficiente para cubrir los tallos.
Lleva a ebullición a fuego alto. Reduce a fuego lento y cocina de 10 a 12 minutos hasta que se forme una salsa espesa. Deja enfriar completamente, luego refrigera por lo menos 1 hora antes de servir.
Rendimiento: 1 taza
Vía: Health Day News
