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¿Sabías que las personas que padecen trastornos psiquiátricos podrían tener más del doble de probabilidades de morir si se infectan con COVID-19? Así lo reveló un nuevo estudio publicado en la revista JAMA Network Open.

Las personas diagnosticadas con cualquier tipo de problema psiquiátrico (ansiedad o depresión, demencia, psicosis) tuvieron hasta 2.3 veces más probabilidades de morir en el hospital por COVID-19, hallaron los investigadores.

«Aquellos con COVID que tuvieron un diagnóstico psiquiátrico previo registraron una mortalidad más alta», indicó la doctora Luming Li, investigadora principal del trabajo, profesora asistente de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale y directora médica de operaciones clínicas en el Sistema de Salud de Yale New Haven, un sistema de cinco hospitales en Connecticut.

Li y sus colegas dieron seguimiento a la salud de 1,685 pacientes hospitalizados en el citado sistema entre febrero y abril. De ellos, el 28% recibió un diagnóstico psiquiátrico antes de la hospitalización.

Las personas que habían luchado con un problema mental mostraron más probabilidades de morir, particularmente al principio de su enfermedad:

  • El 36% de los pacientes con COVID-19 con un diagnóstico psiquiátrico murieron dentro de las dos semanas posteriores a la hospitalización, en comparación con el 15% de aquellos sin dicho diagnóstico.
  • El 41% de los pacientes con enfermedades mentales murieron en tres semanas, en comparación con el 22% de los que no las padecían.
  • La tasa de mortalidad a las cuatro semanas fue del 45% para aquellos con una condición psiquiátrica diagnosticada y del 32% para aquellos sin la afección.

Los resultados «no son del todo sorprendentes, pues se sabe que las personas con enfermedades psiquiátricas tienen una esperanza de vida más corta y son más propensas a enfermarse en general», comentó Brittany LeMonda, neuropsicóloga senior del Hospital Lenox Hill, en Nueva York.

Las posibles explicaciones para esta diferencia pueden ser tanto biológicas como conductuales.

Las personas con problemas psiquiátricos poseen diferencias básicas en las sustancias químicas cerebrales que pueden alterar la forma en que sus cuerpos responden a una infección, apuntó Li.

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Por ejemplo, tienden a tener niveles más altos de hormonas del estrés que promueven la inflamación y debilitan el sistema inmunológico.

«Si ya existen diferencias en su biología debido al diagnóstico psiquiátrico previo, esto podría hacerlos más vulnerables al estrés causado por el COVID en múltiples órganos del cuerpo», explicó Li.

Sin embargo, LeMonda agregó que las personas que luchan con un trastorno del estado de ánimo, enfermedad de Alzheimer o psicosis son menos capaces de cuidar su salud adecuadamente.

«Las personas con enfermedades psiquiátricas tienden a tomar decisiones de salud más deficientes», advirtió LeMonda. «Es más probable que tengan una dieta deficiente, que no hagan ejercicio, que hayan interrumpido el sueño y que adopten estrategias de afrontamiento negativas como fumar cigarros, consumir alcohol o consumir drogas. Todas estas cosas no solo pueden aumentar la inflamación, sino también debilitar su sistema inmunológico y hacerlos más propensos a otras enfermedades en general».

Los enfermos mentales también son más propensos a quedarse sin hogar o a vivir en un refugio, lo que incrementa su riesgo de contraer COVID-19, recalcó LeMonda.

Asimismo, aunque los investigadores controlaron otros factores que influían en el riesgo de muerte por COVID (problemas de salud como obesidad o diabetes, ubicación del hospital y datos demográficos), las personas con problemas psiquiátricos todavía tenían un 50% más de riesgo de muerte a causa de la infección por coronavirus.

Debido a que las personas con enfermedades mentales no se preocupan por sí mismas en tiempos normales, quizás sea mucho menos probable que se adhieran a prácticas como el uso de máscaras faciales o el distanciamiento social en la era del COVID-19, puntualizó LeMonda.

Los funcionarios de salud pública enfrentan un doble desafío con estas personas: tratar su enfermedad mental e inculcarles la necesidad de evitar la infección por COVID-19.

«Es un problema de salud pública más grande tratar no solo de educar, sino también de brindar tratamiento de salud mental que teóricamente ayudaría a reducir la tasa de enfermedad», finalizó LeMonda.

RECUERDA: Si alguno de tus seres queridos padece algún trastorno psiquiátrico, busca la manera de brindarle ayuda y acudan con un profesional de la salud mental, a fin de prevenir que se contagie de COVID-19 y de que tenga cualquier tipo de complicaciones por su enfermedad mental.

 

Vía: Health Day News