La capacidad de tomar decisiones, sentir, soñar y pensar se establece gracias a mecanismos complejos en el cerebro, de acuerdo con Herminia Pasantes Ordoñez, investigadora del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM.

A decir de la especialista, para llevar a cabo este proceso se requiere de tres pasos: el proceso jerárquico de las señales, la evaluación en el contexto de experiencias previas —memoria— y la integración de la información para la evaluación conceptual.

“Las decisiones están determinadas por el entorno; las tomamos influenciados de manera importante por lo que nos ha pasado, lo que hemos vivido y lo que se ha almacenado en el cerebro como memoria”, señaló.

El poder de la memoria

Existen varios tipos de memoria, a continuación te hablamos sobre ellas.

  1. Memoria sensorial – Más de un segundo.
  2. Memoria de corto plazo o de trabajo – Mayor a un minuto.
  3. Memoria de largo plazo – De por vida.

La memoria de largo plazo puede ser explícita, misma que es consciente y se liga a hechos y eventos; así como implícita, la cual es inconsciente y se relaciona con habilidades y tareas.

Según la especialista, es posible perder la capacidad de decidir, es decir, de libertad. Esto ocurre cuando “nos volvemos esclavos del cerebro”. Por ejemplo, en el caso de las adicciones —drogas, alcohol, juego o trabajo—, factores dañinos que provocan dependencia.

“Las drogas tienen sus efectos porque se parecen a moléculas que tienen una función en el cerebro, por ello muchas brindan la sensación de felicidad y actúan en el circuito de la recompensa. Son como llaves muy parecidas que abren la misma cerradura”, mencionó.

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Algo similar ocurre en la adolescencia, debido a que el cerebro no ha terminado de desarrollarse. “Por eso tienden a hacer lo que quieren —los jóvenes— sin medir consecuencias”, aseveró.

 

Vía: DGCS UNAM