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refresco_diabetesUn problema relacionado con la epidemia de diabetes en México es el ilimitado e irrestricto consumo de refrescos —bebidas carbonatadas y azucaradas—. Al respecto se ha documentado la importancia que este tipo de bebidas tiene en la génesis e incremento de los índices de sobrepeso, obesidad, diabetes mellitus y gota.

En la región de Los Altos de Chiapas, existe una epidemia de diabetes, cuyas condicionantes y determinantes son diversas. Gracias a un estudio antropológico-médico realizado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se sabe que a ellas ha coadyuvado el elevado consumo de refrescos, producto de la presencia de empresas transnacionales, generando y haciendo prevalente la diabetes mellitus en las cabeceras municipales de Tenejapa, Chamula y San Cristóbal de Las Casas.

La investigación evaluó a personas con diabetes de comunidades tsotsiles y tselsales, que no recurren —o lo hacen irregularmente— a los servicios de salud.

Es importante mencionar que la antropología médica busca desentrañar y analizar los diferentes factores e interrelaciones que determinan las condiciones de salud, la génesis e incremento de los índices de morbimortalidad, y las formas que adquieren en la atención a los diferentes conjuntos sociales, dando mayor peso a aquellos factores en los que resulta imprescindible intervenir para coadyuvar a la prevención de una enfermedad o evitar su agravamiento y complicaciones.

Volviendo al estudio, el promedio de consumo de refresco para México no necesariamente refleja las variaciones de consumo presentes en las diferentes regiones del país. En este sentido, por ejemplo, en Los Altos de Chiapas —con un aproximado de 928 073 habitantes registrados en el censo de 2010 que incluye mayas y no indígenas (INEGI, 2010)— se consumen en promedio 3285 tazas por persona al año, lo que en litros equivale a 821.25, es decir, 2.25 litros al día.

Una de las circunstancias que favorece enormemente el fácil acceso por parte de la población a los productos que ofrecen estas embotelladoras es que, en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, eje político, administrativo y económico de Los Altos de Chiapas, se ubica una de las dos plantas más grandes que una de estas empresas posee en México (la del famoso refresco de cola).

Dicha corporación inició su actividad en la región desde 1939. Tan solo en 2008, con el agua que extrajo del pozo profundo a las faldas del Huitepec, se produjeron 120,000 litros de refresco al día, dando un total de 43,800,000 litros en dicho año. Esta cantidad hubiera sido suficiente para surtir Chiapas, parte de Oaxaca y Tabasco.

Lo anterior ha sido clave para estimular el consumo familiar en esta zona del país, pues se agrega el hecho de que los refrescos se venden más baratos en las comunidades de Los Altos, estrategia que esta y otras empresas han denominado “brindar precios accesibles”.

Cuando nace un niño, hay boda o velorio, se ofrece refresco. La cantidad que se ofrezca dependerá del evento y de la situación económica de la familia, y puede ser de tres o cuatro cajas o hasta de cien. Por ejemplo, para un mitin de campaña, un candidato puede comprar hasta cinco tráileres de refresco, cada uno con 180 cajas, totalizando más de 20,000 botellas. Un estudio realizado por COMPITCH, tanto en Los Altos de Chiapas como en la Selva, concluyó que la mayor parte de los casos de diabetes se presentan en las comunidades que están a pie de carretera, siendo menor la incidencia donde se dificulta la llegada del refresco.

Con estos datos, se puede apreciar la dimensión que ha alcanzado el refresco como elemento imprescindible en la dieta de los indígenas chiapanecos, así como su consumo en los diferentes eventos sociales y religiosos que tienen lugar en el estado.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) informó que México ocupó en 2010 el primer lugar de obesidad en el mundo. En dicho año, el 30% de los mexicanos padecía obesidad, mientras que el 70% tenía sobrepeso.

En lo que concierne al estado de Chiapas, según señala la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006, 16.7% de la población entre cinco y 11 años sufría de sobrepeso y obesidad, registrándose a nivel urbano 25.8%, y a nivel rural 10.3%.

Respecto a los adolescentes, se registró que 26.9% sufría sobrepeso y obesidad, contabilizándose 29.9% a nivel urbano y 24.6% en el ámbito rural.

Entre los adultos, 63.7% sufría sobrepeso y obesidad. De ese porcentaje, 66.5% estaba afectado de obesidad abdominal. Si a su vez se diferencian los porcentajes entre las zonas rurales y las urbanas, se registraron respectivamente porcentajes de 68% y 71.6% en relación con el sobrepeso, y 59% y 60.8% por lo que respecta a obesidad.

Es evidente que los niveles de sobrepeso y obesidad en los tres grupos, así como la obesidad central entre los adultos, rebasó la media nacional en 2006. Hasta 2012, todavía no se cuenta con información, pero lo esperado es que dichos índices hayan aumentado considerablemente.

Tal situación demuestra que el problema núcleo en torno a estas enfermedades es la falta de iniciativas por parte de las instancias del sector salud. En este sentido, por un lado es alarmante y por otro desolador que dentro de los objetivos del milenio relacionados con la salud no aparezcan ni la obesidad ni la diabetes como prioridades a atender.

En el Plan Nacional de Salud 2006-2012, se plantea realizar acciones para atender estos problemas, esencialmente de orden preventivo, las cuales no son instrumentadas en los servicios de salud de primer nivel presentes en las comunidades indígenas.

No obstante, existen familias que han tomado medidas que coadyuvan a evitar y limitar la aparición y daño por diabetes, hecho que se incorpora a las redes de comunicación establecidas en dichos grupos. Para ello se apoyan en lo que gradualmente van conociendo de las particularidades de la enfermedad y sus causalidades tangibles, todo ello ligado, por supuesto, a las experiencias y sintomatología de los afectados. Estas han incluido dejar el refresco y seguir consumiendo sus bebidas típicas y tradicionales.

 

Vía: Académica