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El encierro debido a la pandemia de COVID-19 llevó a que no solo la gente se pusiera más gruñona, pues quizás sus perros también se hayan sentido un poco más agresivos.

Un departamento de emergencias pediátricas en Colorado (Estados Unidos) vio casi tres veces más niños con lesiones por mordeduras de perro esta primavera, en comparación con las del año pasado durante la misma época, lo que generó preocupaciones de que las medidas de quedarse en casa y otros cambios de estilo de vida relacionados con la COVID-19 sean los culpables.

En un comentario publicado recientemente en la revista Journal of Pediatrics, los médicos del Hospital Infantil de Colorado reportaron un aumento significativo en las lesiones por mordeduras de perro observadas en su departamento de emergencias desde marzo. También brindaron algunas estrategias para prevenir dichas lesiones.

«Es bien sabido que el número de mordeduras de perro tiende a aumentar durante los meses de primavera y verano. Sin embargo, las tasas de visitas del 2020 al departamento de emergencias debido a mordeduras de perro han sido alarmantes», indicó la doctora Cinnamon Dixon, médico de cabecera del hospital, quien agregó que estos hallazgos probablemente no sean exclusivos de Colorado ni de esta institución.

Según los expertos, el aumento en las tasas de mordedura de perro comenzó en marzo cuando se le pidió a la población que se quedara en casa. Las altas tasas incluso han continuado pese a que se han relajado las medidas de confinamiento.

«Existen aproximadamente 82 millones de niños y 77 millones de perros domésticos en Estados Unidos, que viven bajo alguna variación de restricción. Las familias de todo el país están viviendo bajo un estrés y angustia extremos durante la pandemia, y nuestros amigos caninos no son inmunes al aumento de la ansiedad de sus cuidadores humanos», detalló Dixon.

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Los investigadores identificaron algunos factores que podrían haber contribuido al aumento de las mordeduras de perros durante la pandemia:

  • Mayor exposición de los niños a perros a principios de año debido a las regulaciones de refugio en el lugar.
  • Mayor estrés para los perros conforme percibieron el estrés doméstico amplificado.
  • Disminución de la supervisión de los adultos con perros y niños debido al aumento de responsabilidades en el hogar.

Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), los niños y adolescentes sufren más del 40% de las lesiones por mordeduras de perro que requieren atención de emergencia.

«Los perros pueden ser compañeros increíbles y enriquecer nuestras vidas de muchas maneras; sin embargo, es importante recordar que cualquier perro puede morder en las circunstancias adecuadas», advirtió Dixon. «Reconociendo las intensas presiones y responsabilidades a las que se enfrentan las familias, es fundamental que los padres y cuidadores de los niños prioricen la mejor manera de prevenir las mordeduras de perros, que es siempre supervisar a los bebés y niños cuando estén cerca de estos animales».

La especialista recomendó enseñar a los niños a nunca molestar a un perro que esté cuidando cachorros, comiendo o durmiendo; nunca atravesar una cerca para acariciar a un perro, y nunca huir corriendo de un perro.

También enfatizó la importancia de que los dueños mantengan a sus perros sanos, llevándolos a que reciban atención veterinaria de rutina, y de que entrenen y socialicen adecuadamente a sus perros.

 

Vía: Health Day News