Aunque no lo creas, existe un fuerte vínculo entre la percepción del sabor, el sobrepeso y los grados de obesidad que establece el Indice de Masa Corporal (IMC), según los resultados preliminares de un estudio del Centro de Investigación Biomédica en Red Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN).

Debes saber que el sabor de la comida llega, en primer lugar, a tus papilas gustativas, lo que produce una reacción que viaja a través de las neuronas hasta tu cerebro. Éste lo percibe como algo aceptable o rechazable. Cuando se produce una sensación placentera se llega a la saciedad, completándose el circuito de recompensa.

Según el estudio, publicado en la revista científica Plos Biology, las personas con obesidad tienen menos papilas gustativas, por lo que perciben poco sabor y carecen de esa sensación cerebral de recompensa, motivo por el que continúan comiendo.

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Los resultados, detectados en un grupo de ratones, indicaron que los mecanismos que contribuyen a la destrucción de las papilas gustativas se deben a marcadores de inflamación. Es sabido que la obesidad tiene ese efecto, aunado a otros factores de riesgo cardiovascular que elevan aún más dicha inflamación.

La primera evidencia de este estudio en humanos refleja que las personas sin obesidad perciben más el sabor que las personas con problemas de peso. Bajo esta premisa, los investigadores han planteado luchar contra la obesidad mediante dietas que busquen el sabor de los alimentos. Es decir, si la persona con obesidad es capaz de apreciar más los sabores, podrían activarse los mecanismos cerebrales relacionados con la saciedad y evitar que siga comiendo.

 

Vía: EFE Salud