Se dice que el desayuno es la comida más importante del día, pero existe la creencia de que saltárselo puede ayudar a perder peso.

La razón detrás de esta estrategia es que saltarse una comida al día conduce a una menor ingesta total de calorías. Sin embargo, esto no es tan sencillo.

Un estudio publicado en el año 2010 analizó información sobre la ingesta de alimentos de 2,184 personas de entre 9 y 15 años. Veinte años después, los investigadores volvieron a pedir la misma información.

De esta forma, compararon datos de personas que se habían saltado el desayuno durante la infancia y la edad adulta con datos de aquellos que nunca se habían saltado el desayuno, o que lo habían hecho únicamente en la edad adulta.

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En comparación con los otros grupos, los participantes que se saltaron el desayuno durante la niñez y la edad adulta tuvieron circunferencias de cintura más grandes, niveles más altos de insulina en ayunas y niveles más elevados de colesterol total.

Otra investigación mucho más rigurosa realizada en 2007, en donde participaron más de 25,000 adolescentes, buscó vínculos entre saltarse el desayuno y tener sobrepeso. Los autores también evaluaron el papel del consumo de alcohol y los niveles de inactividad.

Los científicos descubrieron que saltarse el desayuno tenía una asociación más fuerte con el sobrepeso, en comparación con el consumo de alcohol o los niveles de inactividad.

Una revisión sistemática y un metanálisis del año 2020 coinciden con dichos resultados, pues después de analizar los resultados de 45 estudios previos, se llegó a la conclusión de que saltarse el desayuno se asocia con sobrepeso/obesidad, y saltarse el desayuno aumenta el riesgo de sobrepeso/obesidad.

 

Fuente: Medical News Today