A medida que envejecemos, es común experimentar cambios en el apetito. Estos pueden deberse a factores físicos, emocionales o sociales, y pueden afectar la salud general si no se atienden a tiempo. Reconocer estos cambios y saber cómo abordarlos es clave para mantener una nutrición adecuada en cada etapa de la vida.

¿Por qué disminuye el apetito con la edad?

El apetito puede verse afectado por varias razones:

  • Cambios en el sentido del gusto y olfato, que disminuyen con el tiempo y hacen que la comida resulte menos atractiva.
  • Problemas dentales o dificultad para masticar, que hacen incómoda la alimentación.
  • Enfermedades crónicas o medicamentos, que pueden alterar el apetito o causar efectos secundarios como náuseas.
  • Factores emocionales, como la depresión, la soledad o el duelo, que reducen el interés por comer.
  • Disminución de la actividad física, lo que puede reducir el requerimiento energético y las ganas de comer.

Conoce más: Sabores y aromas para estimular el apetito en adultos mayores

¿Qué hacer si se pierde el apetito?

Cuando el apetito disminuye por largo tiempo, pueden presentarse deficiencias nutricionales, pérdida de masa muscular y debilidad. Para contrarrestarlo, se pueden tomar medidas como:

  • Ofrecer comidas pequeñas y frecuentes, fáciles de digerir.
  • Agregar hierbas o especias naturales para mejorar el sabor sin usar exceso de sal o azúcar.
  • Incluir alimentos ricos en nutrientes, como aguacate, huevo, legumbres o frutos secos.
  • Aprovechar los momentos de más hambre, como por la mañana, para consumir los platillos más completos.
  • Compartir las comidas con otras personas, ya que el aspecto social puede estimular el apetito.

Es importante estar atentos a cambios persistentes en la alimentación, sobre todo en adultos mayores. Consultar a un médico o nutriólogo puede ayudar a identificar si hay causas médicas que deben tratarse.

Con el paso de los años, adaptarse a las nuevas necesidades del cuerpo es esencial. Una alimentación adecuada favorece la energía, la inmunidad y la calidad de vida, por lo que atender los cambios en el apetito no sólo mejora el estado físico, también el bienestar emocional.

 

Fuente: Cleveland Clinic