Históricamente, la cera de los oídos ha sido vista como algo desagradable, asociado a deficientes hábitos de higiene, por lo que es socialmente bien visto siempre tener los oídos limpios y sin una sola muestra de cera. No obstante, los expertos piensan de forma diferente.

Si bien el acto de limpiarse los oídos y mantener a raya el exceso de cera no representa ningún peligro en sí, el hecho de hacerlo en exceso puede ser algo perjudicial para nuestra salud, indicó recientemente la Academia Americana de Otorrinolaringología (AAO-HNSF, por sus siglas en inglés).

De acuerdo con la dependencia, el cerumen -como se le conoce médicamente a la cera de los oídos- que no está causando síntoma alguno o no está obstruyendo el oído, no debería ser eliminado, ya que cumple una función.

El cerumen es saludable en cantidades normales y sirve como un agente autolimpiante con propiedades protectoras, lubricantes y antibacterianas. La ausencia de cerumen puede producir orejas secas y con picazón”, señaló la AAO-HNSF.

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Asimismo, la cera de los oídos ayuda a atrapar la suciedad y el polvo, evitando así que estas partículas logren colarse al interior de la cavidad auditiva. Sobre la limpieza de esta zona, nuestro cuerpo la realiza de forma natural al masticar, o cuando crece nueva piel, la cual termina empujando la cera fuera del canal auditivo. Es entonces cuando se termina de limpiar gracias a una ducha.

La AAO-HNSF destaca que este es un proceso en el que no deberíamos intervenir, más allá de una limpieza básica, la cual consiste en lavar la oreja externa con un paño. Nunca se debe insertar nada en el canal auditivo, ni hisopos -o cotonetes- ni esquinas de servilletas retorcidas, ya que estos objetos solo empujan la cera a mayor profundidad.

Aunque la dependencia estadounidense indica que, en circunstancias ideales, los canales auditivos nunca deberían tener que limpiarse, existen algunos casos donde sí se requiere una limpieza. “Las orejas deben limpiarse cuando se acumula suficiente cera para causar síntomas o para evitar una evaluación necesaria del oído por parte de su médico”, apunta.

Aproximadamente en un 10% de los niños, un 5% de los adultos y un tercio de las personas mayores, el sistema de limpieza natural falla, y ahí es necesario liberar la presión. Si se presentan síntomas como fuertes dolores en los oídos, picazón, zumbido, pérdida de la audición o secreciones por el canal auditivo, entonces se debe contactar inmediatamente con un profesional de la salud para que realice la limpieza necesaria.

 

Vía: Academia Americana de Otorrinolaringología (AAO-HNSF)