Existen numerosos estudios donde se asegura que tener diabetes durante el embarazo puede elevar el riesgo de que los futuros bebés presenten problemas en su salud cardíaca. Sin embargo, una reciente investigación encontró que bastaría con tener un nivel de azúcar alto en la sangre para elevar dicho riesgo.
Este nuevo estudio estadounidense halló que la amenaza de que el bebé desarrolle defectos congénitos cardíacos puede elevarse en las mujeres que simplemente presentan niveles altos de azúcar en la sangre, sin que llegue a ser diabetes propiamente dicha.
“La enfermedad cardíaca congénita se produce cuando el corazón no logra desarrollarse normalmente durante la vida fetal. Es el defecto congénito más habitual, y afecta aproximadamente a 8 de cada 1,000 nacimientos. Aunque muchos casos son leves, otros pueden ser devastadores y una amenaza para la vida [de los pequeños]”, explicó el doctor Barry Goldberg, jefe de cardiología pediátrica en el Hospital de Southside en Bay Shore, Nueva York, Estados Unidos.
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Hasta ahora ya se conocía que la diabetes aumentaba el riesgo de que una mujer embarazada tuviera un bebé con un defecto cardíaco, pero este estudio fue el primero en observar que los niveles elevados de azúcar en la sangre -sin ser diabetes- podrían afectar dicho riesgo, indicó el doctor James Priest, líder de la investigación y profesor asistente de cardiología pediátrica en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos.
“Encontramos que podemos medir el riesgo de tener un hijo con una enfermedad cardíaca congénita al observar los niveles de glucosa de la madre durante el primer trimestre de embarazo”, dijo el especialista.
Por ello, es muy importante que las mujeres que estén planeando tener un embarazo en el corto plazo acudan a una revisión médica, para que estén al tanto de su nivel de azúcar en la sangre, entre otros aspectos. Asimismo, recibir una dieta especial, recetada por un profesional de la salud, es la mejor forma de prevención.
“Un manejo más temprano y más agresivo del azúcar en la sangre podría resultar en una reducción dramática en la incidencia de enfermedades cardíacas congénitas, y permitiría salvar las vidas de innumerables bebés recién nacidos”, destacó el doctor Goldberg.
Vía: Health Day News