Cuando la acidez estomacal aumenta, un antiácido generalmente brinda un alivio rápido. Funciona mejor cuando se toma inmediatamente después de que se presentan los síntomas. Sin embargo, con el tiempo, las dosis regulares de antiácidos que contienen sales de magnesio pueden causar diarrea, mientras que los antiácidos que contienen calcio pueden provocar estreñimiento. (Si se toman durante un período prolongado, las dosis altas de sales de calcio incluso pueden ocasionar enfermedad renal en casos raros).

Por tales razones, el médico Gary Gitnick, jefe de la división de enfermedades digestivas en la Escuela de Medicina de la Universidad de California en Los Ángeles, junto con muchos otros especialistas del ramo, recomiendan no tomar antiácidos por más de una semana a la vez, ni más de tres o cuatro veces al año, a menos que un médico indique lo contrario. Los antiácidos ayudan a aliviar los síntomas, pero no promueven la curación del daño inducido por el ácido.

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Por ello, para evitar futuros problemas y romper tu hábito respecto al uso de antiácidos, puedes probar un bloqueador (también llamado inhibidor o antagonista) de H2 de venta libre, que reduce la producción de ácido en el estómago. Muchos de estos antagonistas también están disponibles como medicamentos recetados. Los posibles efectos secundarios de los bloqueadores de ácido incluyen diarrea, sarpullido, mareos, náuseas y dolor de cabeza.

Idealmente, debes hablar con tu médico antes de probar cualquiera de estos remedios. Además de tener efectos secundarios, estos medicamentos pueden interactuar con ciertos fármacos —particularmente con aquellos que son para el corazón— de manera nociva. Si la acidez estomacal sigue siendo un problema después de algunas semanas de autotratamiento, no pospongas más la cita con tu profesional de la salud.

 

Vía: Health Day News