Un nuevo estudio realizado por la Kessler Foundation en Nueva Jersey y publicado en la revista Brain Topography, respalda la teoría de que las personas que sufren una lesión de la médula espinal también pueden tener un envejecimiento cerebral acelerado, lo que afecta la rapidez con la que procesan la información.

Estos «déficits cognitivos» son similares a los de los adultos mayores, reveló la investigación.

Las personas con lesión crónica de la médula espinal (LME) poseen un mayor riesgo de déficits cognitivos que se asemejan a los asociados con el envejecimiento, explicaron los autores. Tales deficiencias afectan el aprendizaje y la memoria recientes, así como la fluidez verbal y la velocidad de procesamiento.

El enfoque de este estudio fue la velocidad de procesamiento, que es el tiempo que le toma a una persona realizar una tarea mental. Se sabe que la velocidad de procesamiento, considerada parte integral de las actividades diarias, se ve afectada por las lesiones de la médula espinal y el envejecimiento.

La investigación incluyó a 10 personas con LME cervical; a 10 adultos mayores sanos; y a otros 10 adultos que tenían la misma edad que los participantes lesionados (grupo control).

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Todos se sometieron a pruebas neuropsicológicas tradicionales, y su velocidad de procesamiento se evaluó durante un estudio de imágenes de sus cerebros.

Las imágenes revelaron diferencias significativas en la activación cerebral entre los participantes que habían sufrido LME y el grupo control de la misma edad. Sin embargo, los participantes mayores y aquellos con LME mostraron una activación similar de las áreas del cerebro involucradas con la memoria, el aprendizaje, las emociones, el tacto y la función motora.

«Esto sugiere que las personas con LME están compensando los déficits en la velocidad de procesamiento al confiar en las áreas del cerebro involucradas en el control ejecutivo y la memoria, lo que respalda la teoría del envejecimiento cerebral acelerado después de una LME», explicó la investigadora Nancy Chiaravalloti, directora del Centro de Investigación de Lesiones Cerebrales Traumáticas y del Centro de Investigación en Neuropsicología y Neurociencia de la Kessler Foundation.

Incluso con las limitaciones del tamaño de la muestra y el nivel de la lesión, el estudio es una contribución importante para comprender el impacto de la LME en el pensamiento y la memoria, destacó Glenn Wylie, director del Centro de Neuroimagen Rocco Ortenzio de la fundación.

«Nuestra capacidad para observar la activación cerebral mientras el individuo realiza tareas cognitivas específicas aporta nueva información sobre los mecanismos que subyacen a los déficits cognitivos que, ahora sabemos, afectan a una proporción sustancial de la población con LME», apuntó Wylie.

«El desarrollo de tratamientos dirigidos a estos déficits depende de nuestra búsqueda de esta línea de investigación, que podría beneficiar a otras poblaciones afectadas por el retraso en la velocidad de procesamiento», finalizó la experta.

 

Vía: Health Day News