librosUna nueva investigación apunta que el leer un libro no solamente puede cambiar nuestra perspectiva, sino que genera cambios en el cerebro, al menos por algunos días. Investigadores de la Univesidad Emory de Atlanta, Estados Unidos, publicaron sus descubrimientos en la revista Brain Connectivity.

El líder de la investigación, el neurocientífico Gregory Berns, señaló que “las historias dan forma a nuestras vidas y en algunos casos ayudan a definir a una persona. Lo que queríamos es entender cómo las historias entran al cerebro y que le hacen”.

Para entender cómo actúan en la mente la lectura de una novela, los investigadores reclutaron a 21 estudiantes de Emory, y se les pidió que leyeran un thriller escrito por Robert Harris, llamado Pompeya.

La historia, basada en la erupción real del Monte Vesubio en la antigua Italia, tiene una narrativa que “da seguimiento a un protagonista (ficticio), quien se encuentra afuera de la ciudad de Pompeya y se percata del vapor y cosas extrañas sucediendo alrededor del volcán”.

Mientras el protagonista trata de salvar a la mujer que ama y que se encuentra en la ciudad, el volcán continúa haciendo erupción y la gente en Pompeya no reconoce las señales, “era importante para nosotros que el libro tuviera una sólida línea narrativa”, apunta Berns. Esto, explicó, para que los participantes pudieran leer un libro con un argumento intrigante.

Después de realizar imágenes funcionales por resonancia magnética (fMRI, por sus siglas en inglés) en los estudiantes, los investigadores encontraron que leer una novela provoca efectos duraderos en algunas regiones del cerebro responsables de la receptividad del lenguaje y de generar representaciones sensoriales del cuerpo. Durante 19 días seguidos los participantes en el estudio fueron analizados. Durante los primeros 5 días los investigadores realizaron fMRI del cerebro de los estudiantes cuando se encontraban en estado de reposo.

Después, durante un periodo de 9 días, los estudiantes leyeron partes específicas de la novela hasta completarla. Se les pidió que leyesen cada parte asignada en la tarde, y los participantes eran evaluados por los investigadores durante las mañanas. Antes de realizarles el escaneo fMRI, se les pedía responder un examen para estar seguros que habían completado la parte asignada.

Al terminar la novela, los estudiantes continuaron siendo analizados por 5 días más, durante los cuales también se les realizaron resonancias magnéticas.

En las mañanas posteriores a las sesiones de lectura, los investigadores observaron una mayor conectividad en la corteza temporal izquierda, que es el área del cerebro vinculada con la receptividad del lenguaje. Berns explica que esta mayor conectividad permaneció, aún cuando los estudiantes ya no estuvieran leyendo el libro, “a eso lo llamamos ‘actividad sombra’, muy parecida a la memoria muscular”.

Los investigadores también encontraron una mayor actividad en el área del cerebro conocida como surco central. Esta zona es uno de los motores sensoriales principales en el cerebro y está asociado con la generación de representaciones de sensaciones en el cuerpo. Según señalan los científicos, con el simple hecho de pensar en correr, podemos activar neuronas en el cerebro que están asociadas con el movimiento real al correr.

Berns señala que estos descubrimientos sugieren que “leer una novela nos puede transportar al cuerpo del protagonista”. En este sentido, agrega que “ya sabíamos que las buenas historias pueden ponerte en los zapatos de otra persona, en un sentido figuarado. Ahora estamos observando que algo también sucede en el plano biológico”.

Algo muy interesante, es que aun 5 días después de que los estudiantes terminaron la novela se continuaron observando estos cambios neuronales. Esto, explica Berns, apuntaría a que no se trata de reacciones simplemente instantáneas.

A pesar de que el equipo de investigación no sabe con seguridad cuánto tiempo los cambios duran, Berns apunta que si éstos se pudieron observar cuando los estudiantes leyeron una “novela asignada aleatoriamente, sugeriría que tus novelas favoritas podrían tener mayores y más duraderos efectos en la biología cerebral”.

Vía: Medial New Today, Brain Connectivity