Investigadores dijeron que las comidas en familia son oportunidades para que la familia se comunique abiertamente, permiten a los padres enseñar a sus hijos conductas positivas de afrontamiento y de salud, y permiten a los adolescentes expresar sus preocupaciones y sentirse queridos. Todo esto ayuda a fomentar una buena salud mental.

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Investigadores en Canadá examinaron datos de unos 26,000 adolescentes de 11 a 15 años de edad que participaron en un estudio de 2010 sobre las conductas de salud entre los niños en edad escolar.

«Cenar en familia con más frecuencia se relacionó con menos problemas emocionales y conductuales, un mayor bienestar emocional, conductas más confiadas y serviciales con los demás, y una mayor satisfacción vital», señaló en un comunicado de prensa de la Universidad de McGill el coautor del estudio Frank Elgar, quien trabaja en la universidad, en Montreal.

Los efectos positivos de las comidas en familia fueron iguales independientemente del sexo, la edad o los ingresos familiares, según el estudio, que aparece en la edición de abril de la revista Journal of Adolescent Health.

«Nos sorprendió hallar efectos tan constantes sobre todos los resultados que estudiamos», comentó Elgar. «Desde nunca cenar juntos hasta comer juntos las siete noches de la semana, cada cena adicional se relacionó con una salud mental significativamente mejor».

Beneficios de comer en familia

  • Comer juntos desarrolla la capacidad de comunicación: los niños y adolescentes aprenden a escuchar a otros y a compartir sus opiniones e ideas.
  • Comer juntos fomenta los buenos modales, si los niños y adolescentes ven que los demás integrantes de la familia utilizan los cubiertos y no hablan con la boca llena, es más probable que luego hagan lo mismo.

  • El tiempo compartido en las comidas los ayuda a crear buenos vínculos familiares. Quizá muchas veces es la única ocasión en que la familia se reúne. Estos momentos son buenos para conversar sobre lo que han hecho y para planificar cosas juntos.

  • Los mayores pueden ser un modelo de alimentación sana a imitar. Es más probable que tanto niños como adolescentes coman y disfruten un plato saludable si ven que su familia también lo disfruta.

  • Si adquieren desde pequeños el hábito de comer juntos, los beneficios de hacerlo seguramente perdurarán más allá de la adolescencia.