En personas de edad avanzada, la obesidad puede disminuir la función física asociada a la edad y conducir a un estado de fragilidad o debilidad generalizada. Además, este problema físico aumenta el riesgo de enfermedad y muerte prematura.

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Estudios clínicos han definido que el aumento de peso en personas de edad avanzada se debe más a una disminución en el ejercicio o actividad física que a un aumento en la cantidad de calorías consumidas.

Esto podría deberse a que el cuerpo, con el paso de los años, sufre una serie de cambios fisiológicos que están directamente relacionados con el proceso de envejecimiento celular y con una tendencia a llevar una vida más sedentaria. Entre otros aspectos, disminuye el agua del cuerpo y la sensación de sed, generando un riesgo de deshidratación involuntaria.

Con la edad, también aparecen problemas de la visión y el olfato, lo que hace menos atrayente la comida, si a esto se suma la pérdida de las papilas gustativas y las dificultades para mascar y tragar, las personas mayores van dejando de lado su alimentación.

En México, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social, se estima que casi 10% de la población que tiene 60 años o más presentan sobrepeso u obesidad, en consecuencia 50% padece problemas de hipertensión arterial y uno de cada tres diabetes mellitus.

En términos generales, la obesidad implica dos tipos de alteraciones graves para el anciano:

1.- La complicación de enfermedades como la hipertensión arterial, que es 2.5 veces más frecuente en obesos, la cardiopatía isquémica, la diabetes mellitus e incluso hay estudios que hablan de una mayor prevalencia de las neoplasias en obesos.

2.- Existen una serie de alteraciones para la estética, e incluso psíquicas, que contribuyen a que el envejecimiento no sea satisfactorio, pues producen numerosas dificultades: trastornos venosos, linfáticos, edemas cutáneos.

Sumado a lo anterior, el sobrepeso es un importante factor de riesgo de enfermedades crónicas, tales como:

  • Las cardiovasculares (especialmente las cardiopatías y los accidentes vasculares cerebrales), que actualmente constituyen la principal causa de muerte en todo el mundo con 17 millones de víctimas anuales.
  • La diabetes, que se ha transformado rápidamente en una epidemia mundial (estimaciones de la OMS señalan que las muertes por diabetes aumentarán en todo el mundo en más de 50% en los próximos 10 años).
  • Las enfermedades del aparato locomotor, y en particular la artrosis, así como algunos cánceres, como los del endometrio, mama y colon.

 

El tratamiento de la obesidad puede ser dieta, ejercicio, modificación de conducta, terapia farmacológica o cirugía. En la mayoría de los casos, con solo indicarle al paciente un régimen sencillo de ejercicio supervisado como caminar de 30 a 60 minutos diarios, de 3 a 6 veces a la semana, puede ser suficiente para inclinar la balanza hacia el regreso al peso normal.