Una tomografía computarizada es otro tipo de prueba de imágenes médicas que los médicos pueden utilizar para diagnosticar un infarto cerebral. Los estudios de imagen por tomografía computarizada tienden a estar más disponibles en los hospitales que las máquinas de resonancia magnética, y una tomografía computarizada toma menos tiempo que una resonancia magnética.

Debido a esto, muchos médicos todavía consideran que las tomografías computarizadas son su primera opción para obtener imágenes urgentes. Una tomografía computarizada no aporta tantos detalles como una resonancia magnética, pero brinda a los médicos suficiente información para seguir adelante.

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Después de que alguien sufre un infarto cerebral, la prioridad es diagnosticar el tipo de derrame cerebral para que la persona pueda recibir el tratamiento adecuado. Tanto las tomografías computarizadas como las resonancias magnéticas pueden identificar el tipo de evento cerebrovascular, pero las tomografías computarizadas no siempre pueden encontrar la ubicación de un coágulo de sangre. Sin embargo, pueden descartar un derrame cerebral hemorrágico y otras posibles causas de los síntomas de la persona.

Algunas investigaciones respaldan el uso de una resonancia magnética en primer lugar, en lugar de una tomografía computarizada. Por ejemplo, un estudio del 2019 sugiere que obtener más información sobre el tamaño y la ubicación del coágulo de sangre en el evento cerebrovascular isquémico vale la pena los minutos adicionales que requiere una resonancia magnética.

 

Fuente: Medical News Today