Durante un infarto cerebral o evento cerebrovascular isquémico, las arterias que suministran sangre al cerebro se vuelven estrechas o se bloquean. Los coágulos de sangre o un flujo de sangre severamente reducido hacia el cerebro pueden causar estos bloqueos. Los pedazos de placa que se desprenden y bloquean un vaso sanguíneo también pueden ocasionarlos.

Existen dos tipos de bloqueos que pueden provocar un evento vascular cerebral isquémico: una embolia cerebral y una trombosis cerebral.

Conoce más: 9 factores que aumentan el riesgo de infarto cerebral después de los 40 años

Una embolia cerebral (que suele ser conocida como evento cerebrovascular embólico) ocurre cuando se forma un coágulo de sangre en otra parte del cuerpo, generalmente en el corazón o en las arterias (específicamente en la parte superior del pecho y el cuello) y se mueve a través del torrente sanguíneo hasta que golpea una arteria que es demasiado estrecha como para dejarlo pasar.

El coágulo se atasca, detiene el flujo de sangre y provoca un infarto cerebral.

La trombosis cerebral (a menudo denominada apoplejía trombótica) tiene lugar cuando se desarrolla un coágulo de sangre en la placa de grasa dentro del vaso sanguíneo.

De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), el 87 por ciento de los eventos cerebrovasculares son infartos cerebrales isquémicos.

Si deseas saber más sobre este tipos de infartos cerebrales, consulta a tu médico.

 

Fuente: Healthline