La estimulación cerebral profunda para tratar a pacientes con infarto cerebral ha sido un área de interés para los investigadores durante varios años.

En 2014, un grupo de científicos estadounidenses desarrolló un dispositivo que les permitió determinar si la estimulación cerebral profunda podría restaurar el movimiento en modelos de roedores con evento vascular cerebral (EVC).

Los expertos implantaron quirúrgicamente dispositivos de estimulación cerebral profunda en ratas y luego dividieron a los roedores en tres grupos. Un grupo recibió estimulación cerebral regular durante cinco semanas, otro recibió ráfagas ocasionales de estimulación durante cinco semanas y el último grupo no recibió estimulación.

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Los autores descubrieron que la estimulación cerebral profunda, particularmente los estallidos ocasionales de estimulación, mejoraban la cantidad de células nerviosas que habían crecido en comparación con las ratas que no habían recibido impulsos eléctricos.

Sumado a ello, demostraron que las proteínas asociadas con la plasticidad de las células nerviosas, o su capacidad para volver a crecer, aumentaban después de una estimulación cerebral profunda.

Cabe mencionar que actualmente se lleva a cabo un ensayo en humanos que sufrieron EVC en donde, hasta el momento, no se han reportado eventos adversos graves, lo que sugiere que el proceso es seguro para los pacientes, pero todavía no es posible determinar si las mejoras observadas en el movimiento (específicamente de las extremidades superiores) se debieron a la estimulación cerebral profunda o a otro enfoque que también se utilizó en el estudio: la fisioterapia.

 

Fuente: Medical News Today