A lo largo del día, todos los días, por todos lados seguramente comes toda clase de calorías adicionales. Y a pesar de que hayas hecho todo lo posible para frenar los hábitos que promueven la ingesta de dichos exceso calóricos, como comprar comida chatarra, todavía podrías estar consumiendo más calorías de las que deberías.

Asimismo, podrías estar saboteando tu dieta (si la estás haciendo) para bajar de peso o agregar kilos que seguramente no quieres. Por ejemplo, tu oficina puede ser un lugar poco idóneo para suprimir calorías si los botes con dulces y frituras aparecen en casi cualquier escritorio. Solo ese pequeño mordisco se suma a tu ingesta, así que evita dichos tentempiés nada saludables. Lo mismo ocurre con los tazones de paletas o mentas que pueden haber a la salida de un restaurante o en el salón de belleza; evítalos a toda costa.

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También cuida las muestras gratuitas en tiendas de alimentos o de autoservicio, pues suelen incluir cubos de queso y otras muestras de lácteos con mucha grasa, cortes de embutidos, pastas o algún tipo de pan, los cuales se pueden convertir en demasiadas calorías al ir de probada en probada.

Ten cuidado en casa también, sobre todo si  tienes la costumbre de probar el sabor de la comida repetidamente cuando cocinas. Incluso si tus recetas son saludables, cada cucharada posee calorías; por ello, limítate a una o dos, o haz que otros miembros de tu familia prueben por ti.

Por último, evita la costumbre de dejar el plato limpio. Si no te gusta tirar la comida sobrante, mejor envuelve dichas sobras y refrigéralas, así no habrá desperdicio de comida y podrás terminar de disfrutarla en otra ocasión, sin acumulación calórica innecesaria.

 

Vía: Health Day News