Los gatos tienen una larga historia de mejorar el estado de ánimo de las personas y alegrarles los días, lo que también parece ser cierto para los niños con autismo, así lo reveló una nueva investigación publicada en la revista Journal of Pediatric Nursing.

El pequeño estudio sugiere que la adopción de un gato de refugio puede ayudar a reducir la ansiedad por separación y a mejorar la empatía en los niños con un trastorno del espectro autista (TEA).

«Los gatos, y los animales de compañía en general, ofrecen aceptación incondicional y alguien con quien se pueda hablar y ser escuchado. Y cuidar a un animal puede ayudar a aprender a ser responsables», señaló Gretchen Carlisle, autora del estudio e investigadora científica en el Centro de Investigación para la Interacción Humano-Animal de la Universidad de Missouri, en Columbia (Estados Unidos).

El TEA es un trastorno cerebral que afecta las habilidades sociales, la comunicación y el control de los impulsos. Tan solo en Estados Unidos, afecta a uno de cada 54 niños, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de dicho país.

El nuevo trabajo incluyó a 11 familias que tenían niños con autismo entre las edades de 6 y 14 años. Se les dio seguimiento a las familias durante 18 semanas después de adoptar un gato de refugio. Los investigadores utilizaron habilidades sociales estandarizadas y escalas de ansiedad para elegir a los niños que probablemente responderían bien a una mascota. Los gatos también fueron evaluados por temperamento.

En general, los padres reportaron un vínculo instantáneo entre el niño y el gato, y el vínculo se mantuvo fuerte a lo largo del tiempo, incluso con la responsabilidad adicional de cuidar a la mascota.

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Los investigadores hallaron que la ansiedad por separación, el acoso y la hiperactividad de los niños disminuyeron durante el período de estudio y mostraron más empatía después de adoptar al gato. La mayoría de las familias se quedaron con el animal después de que terminó el estudio.

Carlisle destacó que no es que los gatos sean una mejor opción que los perros, pero los compañeros felinos pueden ser particularmente adecuados para algunos niños con autismo y sus familias.

«Muchos niños con autismo tienen problemas sensoriales y cuando un perro te ladra en la cara, puede ser realmente abrumador, mientras que los gatos simplemente se sientan a tu lado y son menos abrumadores desde un punto de vista sensorial», explicó.

Los gatos también pueden ser mucho más fáciles de cuidar, especialmente para los padres de niños con autismo que ya llevan una fuerte carga de responsabilidades y estrés, apuntó Carlisle.

Sin embargo, agregó que la combinación correcta es clave.

«Seleccionamos específicamente gatos de 10 meses a 4 años porque existe documentación previa de que los gatos más jóvenes son más sociables con los niños con autismo, y el temperamento adulto tiende a establecerse a los 10 meses en estos animales, por lo que son gatos más jóvenes con un temperamento adulto», detalló Carlisle.

Varios expertos en autismo coinciden en que la adopción de una mascota puede tener beneficios para los niños con autismo y sus familias, siempre tomando en cuenta la información antes mencionada. Si tienes una hija o hijo con autismo y tienes más dudas, consulta a un especialista en el ramo.

 

Vía: Health Day News