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1. Suero de leche

El suero de leche puede contener probióticos, aunque estos se encuentran con mayor frecuencia en el suero de leche tradicional que en el suero de leche cultivado, el cual es más fácil de hallar en las tiendas. El suero de leche tradicional se refiere al líquido que queda después de batir la mantequilla y contiene cultivos probióticos vivos.

Varias investigaciones demuestran que tanto la mantequilla como el suero de leche contienen altas cantidades de lactobacilos y lactococos, y pueden mantener sus niveles de probióticos incluso después de largos periodos de almacenamiento.

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2. Refrescos y bebidas con gas probióticas

Los refrescos y bebidas con gas probióticas son bebidas carbonatadas que contienen cultivos bacterianos vivos, como Lactobacillus.

Tales bebidas suelen tener un menor contenido de azúcar que los refrescos tradicionales y han ganado popularidad durante los últimos años, sobre todo en las redes sociales. Sin embargo, siguen conteniendo azúcar y pueden afectar negativamente a condiciones digestivas (como el síndrome del intestino irritable), así como a los niveles de azúcar en sangre.

Diversos estudios sobre los refrescos y las bebidas carbonatadas probióticas han aportado evidencia limitada, pero que aún se encuentra en curso. Algunos expertos señalan que estas bebidas no son esenciales para satisfacer los requerimientos de probióticos y recomiendan fuentes alternativas, como el yogur, el kéfir, el kimchi y el chucrut, como opciones más efectivas.

 

Fuente: Very Well Health