La artritis reumatoide (AR) causa inflamación crónica, que a su vez da lugar a una erosión ósea gradual. Los síntomas clásicos de la AR incluyen articulaciones inflamadas, rigidez articular y dolor articular. Algunas personas también desarrollan fatiga y pérdida de apetito.

La AR suele afectar las articulaciones más pequeñas como las manos, los pies y los dedos, por lo que puede producirse erosión ósea en estas articulaciones. También puede afectar otras articulaciones de tu cuerpo como rodillas, codos, caderas y hombros.

La erosión ósea y la AR están relacionadas porque la inflamación crónica estimula los osteoclastos, que son células que descomponen el tejido óseo. Esto propicia un proceso conocido como reabsorción ósea.

Usualmente, la reabsorción ósea es parte de la regulación normal de minerales necesaria para equilibrar el mantenimiento, la reparación y la remodelación de los huesos. Sin embargo, el proceso se desequilibra en personas con AR, lo que resulta en la rápida degradación del tejido mineralizado.

La erosión ósea también puede ocurrir cuando hay una cantidad significativa de citocinas inflamatorias en el cuerpo. Las células liberan estas pequeñas proteínas para estimular el sistema inmunológico a combatir enfermedades.

No obstante, a veces el cuerpo libera una cantidad excesiva de citocinas. Esto puede provocar inflamación e hinchazón y, en última instancia, daños en las articulaciones, los huesos y los tejidos.

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Cómo manejar la erosión ósea con AR

La erosión ósea puede desarrollarse rápidamente y empeorar progresivamente. En algunas personas, puede comenzar a las pocas semanas de un diagnóstico de AR. Cerca del 10 por ciento de las personas que reciben un diagnóstico de AR presentan dicha erosión tras un período de 8 semanas.  Después de 1 año, hasta el 60 por ciento de las personas experimentan erosiones.

Dado que la erosión ósea progresiva puede causar discapacidad, ralentizar o curar la erosión puede ayudar a mejorar la calidad de vida del paciente. Sin embargo, una vez que ocurre la erosión, rara vez es reversible.

Pese a lo anterior, no es imposible evitarla. Existen algunos reportes que vinculan el uso de fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME) con la capacidad de disminuir el avance de la erosión ósea.

Cualquier posibilidad de repararla o curarla comienza con el control de la inflamación. Los FARME suelen ser el tratamiento de primera línea para la AR. Aunque los analgésicos pueden tratar síntomas como el dolor y la rigidez, los FARME se dirigen a células específicas del sistema inmunológico que son responsables de promover la inflamación.

Esto puede ayudar a que la AR entre en remisión y ralentice la progresión de la enfermedad. Asimismo, dichos medicamentos pueden detener la erosión ósea y ayudar a reparar cualquier erosión existente, aunque es posible que los medicamentos no reparen los huesos por completo.

Si tienes más dudas sobre cómo abordar y tratar la erosión ósea, consulta a tu médico.

 

Vía: Healthline