Los investigadores científicos identificaron por primera vez los genes relacionados con la epilepsia a finales de la década de 1990, según lo indica la Fundación para la Epilepsia de Estados Unidos. Desde entonces, han descubierto más de 500 genes que se cree contribuyen al desarrollo de esta afección. Algunos genes están asociados con ciertos tipos de epilepsia. Por ejemplo, las personas con síndrome de Dravet suelen tener cambios anormales en un gen llamado SCN1A.

No todos los genes relacionados con la epilepsia se transmiten de padres a hijos. Algunas mutaciones genéticas se desarrollan en los niños incluso si no están presentes en ninguno de los padres. Estas se denominan “mutaciones de novo”.

Algunos tipos de epilepsia son más comunes en personas con antecedentes familiares, pero la mayoría de los hijos de personas con epilepsia no desarrollan la condición. De acuerdo con la Fundación, incluso si un niño tiene un padre o un hermano con epilepsia, las posibilidades de que desarrolle la afección a los 40 años siguen siendo inferiores al 5 por ciento.

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Las posibilidades de desarrollar epilepsia aumentan si un pariente cercano tiene una epilepsia generalizada en lugar de una epilepsia focal. Si uno de tus padres padece epilepsia por otra causa, como un derrame cerebral o una lesión cerebral, esto no afecta tus posibilidades de desarrollar convulsiones.

Ciertas condiciones raras, como la esclerosis tuberosa y la neurofibromatosis, pueden ocasionar convulsiones. Tales condiciones pueden darse en las familias. La genética también puede hacer que algunas personas sean más susceptibles a las convulsiones provocadas por factores ambientales.

Con base en lo anterior, si tienes epilepsia y te preocupa formar una familia, considera programar una consulta con un asesor especializado en genética.

 

Fuente: Healthline