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¿Sabías que realizar un «entrenamiento del olfato» podría ayudar a tratar ciertos trastornos olfativos? Al menos esto es lo que sugiere un estudio publicado en la revista The Laryngoscope.

Dos tipos comunes de trastornos de este tipo son la fantosmia, en la que se percibe un olor que no existe, y la parosmia, en la que se huelen olores extraños y a menudo desagradables; por ejemplo, que la canela huela a podrido. Se cree que ambos trastornos ocurren debido a daños en las vías olfativas (nervios que transportan información desde la nariz al cerebro), generalmente causados por una infección bacteriana o viral. También pueden resultar de una lesión en la cabeza o por fumar.

La investigación reclutó a 153 personas que habían experimentado cambios en su capacidad para oler después de recuperarse de una infección viral, como un resfriado o una gripe. Fueron evaluadas para determinar qué tan bien podían percibir una variedad de olores. También se identificaron olores relacionados con la fantosmia y la parosmia. Después, los participantes recibieron kits de entrenamiento del olfato que constaban de olores aleatorios, así como de aquellos relacionados con su fantosmia o parosmia.

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Los participantes percibieron los olores de su equipo durante 30 segundos, durante dos veces al día. Después de seguir esta rutina durante seis meses, mejoraron su sentido general del olfato, así como cualquier trastorno olfativo que tuvieran. Los investigadores especularon que el entrenamiento ayudó a que las vías olfativas se recuperaran y regeneraran.

Cabe señalar que aunque el estudio se realizó antes de la pandemia, los autores añadieron que el entrenamiento del olfato podría ayudar a las personas que pierden este sentido debido al COVID-19. Asimismo, aunque cualquiera puede entrenar el olfato, las personas deben consultar primero a su médico si tienen un problema de esta índole, ya que quizás esté relacionado con otros problemas de salud.

 

Vía: Harvard Medical School