El primer ciclo menstrual, a temprana edad, está vinculado con un aumento en el índice de masa corporal, la circunferencia en la cintura y la obesidad en las mujeres en la edad adulta, según un estudio divulgado por la Sociedad de Endocrinología.

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El estudio, que se publicará en enero próximo en la revista Journal of Clinical Endocrinologly and Metabolism, fue llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Harvard y la Universidad de Boston (Massachusetts, Estados Unidos).

“El propósito fue examinar si los factores femeninos de riesgo reproductivo, incluidos la primera menstruación, el número de nacimientos a lo largo de la vida, el comienzo de la menopausia y el status menopáusico, se vinculan con los índices de composición de grasa en el cuerpo», dijo Carolina Fox, del Instituto Nacional de Corazón, Pulmón y Sangre.
«Encontramos que la menarquia (primera menstruación) más temprana está relacionada con un aumento en la adiposidad general, en tanto que la edad cuando comienza la menopausia no está relacionada con la adiposidad», añadió.

¿Cómo se realizó el estudio?
El estudio comprendió a 1,638 mujeres registradas en el Estudio Cardiaco Framingham entre 2002 y 2005. Las participantes eran todas mayores de 40 años de edad, pesaban menos de 160 kilogramos y no estaban embarazadas.

Las participantes se sometieron a un examen físico junto con análisis de laboratorio para medir la adiposidad visceral, es decir, la grasa del abdomen y la adiposidad subcutánea que es la grasa debajo de la piel en todo el cuerpo.

Los investigadores observaron la relación entre ambos tipos de grasa y los factores reproductivos femeninos, con ajustes por edad, tabaquismo, alcoholismo, índice de actividad física, terapia de reemplazo hormonal y status menopáusico.

Hallazgos

«Esta investigación indica que algunos factores femeninos de reproducción, específicamente la menarquia (primera menstruación), están asociados con la adiposidad general pero no con índices específicos de distribución de la grasa corporal», dijo Subbulaxmi Trikudanathan, de la Escuela de Medicina de Harvard, en Boston.

«La cuestión importante es si los factores de riesgo reproductivo femeninos pueden usarse para diseñar intervenciones en el estilo de vida de las mujeres con alto riesgo para impedir las consecuencias metabólicas de la obesidad y la enfermedad cardiovascular», añadió.