A diferencia de gran parte del mundo, Suecia permitió que el COVID-19 se propagara con la esperanza de que la población desarrollara lo que se denomina «inmunidad colectiva» o «inmunidad de rebaño». No obstante, la arriesgada estrategia fracasó, así lo dio a conocer un reporte publicado en la revista Journal of the Royal Society of Medicine.

En lugar de imponer un bloqueo estricto en marzo como lo hicieron otras naciones, el país escandinavo se basó en la responsabilidad individual para detener la propagación del coronavirus. Esta es la idea del «folkvett» —el sentido común de la gente— y el enfoque fue noticia internacional en ese momento.

Los gimnasios, tiendas y restaurantes permanecieron abiertos; las escuelas estaban abiertas para los niños de hasta 16 años; mientras que las reuniones de más de 50 personas fueron prohibidas.

Las autoridades predijeron que el 40% de las personas en Estocolmo contraerían la enfermedad y desarrollarían anticuerpos protectores en mayo. Sin embargo, la prevalencia real fue de alrededor del 15%.

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«Está claro que no solo las tasas de infección viral, hospitalización y mortalidad [por millón de habitantes] son ​​mucho más altas en Suecia que las observadas en los países escandinavos vecinos, sino que además el curso temporal de la epidemia en dicha nación ha sido distinto, con persistencia continua de mayor infección y mortalidad que fue mucho más allá del período de pocas semanas críticas visto en Dinamarca, Finlandia y Noruega», detalló el doctor e investigador David Goldsmith, un médico jubilado en Londres.

La experiencia sugiere que los pacientes con COVID-19 gravemente infectados adquieren anticuerpos inmediatamente y durante la recuperación temprana, pero los anticuerpos son mucho menos comunes en aquellos levemente enfermos o asintomáticos. Esto significa que probablemente no sean inmunes y no puedan prevenir la propagación del virus, indicó el estudio. Esto es fundamental para el concepto de inmunidad colectiva.

En los otros países escandinavos, las medidas de cierre y aislamiento parecieron más exitosas para detener la propagación de la infección, apuntó Goldsmith.

Los resultados son una advertencia para el mundo, agregó.

«Nosotros en Reino Unido haríamos bien en recordar que casi recorrimos el mismo camino que Suecia, ya que la inmunidad colectiva se estuvo discutiendo a principios de marzo. En este momento, pese al cierre estricto [pero tardío] en Reino Unido, y la respuesta sueca más mesurada , ambos países han visto altas tasas de muerte por COVID-19 promediadas en siete días, en comparación con otros países escandinavos y europeos», lamentó Goldsmith.

Pese a lo anterior, solo uno o dos años después de la pandemia, los expertos podrán juzgar con justicia lo que se hizo correctamente, concluyeron los autores.

 

Vía: Health Day News