De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), los contaminantes en nuestra agua pueden provocar problemas de salud, incluyendo enfermedades gastrointestinales, problemas reproductivos y trastornos neurológicos. Los bebés, los niños pequeños, las mujeres embarazadas, los adultos mayores y las personas con sistemas inmunitarios debilitados pueden correr un mayor riesgo de enfermarse después de beber agua contaminada.

Por ejemplo, niveles elevados de plomo en el agua pueden causar problemas serios de salud, especialmente en las mujeres embarazadas y en los niños pequeños. En muchos países, la ley federal requiere que los sistemas reduzcan ciertos contaminantes a niveles establecidos para proteger la salud humana.

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Cabe destacar que puede haber muchas fuentes de contaminación de nuestros sistemas de agua. Las más comunes incluyen las siguientes:

  1. Sustancias químicas y minerales naturales (p. ej., arsénico, radón, uranio).
  2. Prácticas locales de uso de la tierra (p. ej., fertilizantes, pesticidas, ganado, operaciones concentradas de alimentación animal).
  3. Procesos de manufactura.
  4. Desbordamientos de alcantarillado.
  5. Mal funcionamiento de los sistemas de tratamiento de aguas residuales (p. ej., sistemas sépticos cercanos).

En cada país existen agencias que regulan muchos contaminantes que plantean riesgos conocidos para la salud humana. Estas vigilan que el agua cumpla con ciertos estándares, a fin de asegurar que no existen niveles elevados de contaminantes en el agua.

Fuente: CDC