Es común que al hablar de contaminación generalmente pensemos en la contaminación del aire, o en la contaminación exterior, pero el aire de tu casa u oficina también puede estar contaminado, así lo advierte la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Las principales fuentes de contaminación interior incluyen las siguientes:

  1. Moho y polen
  2. Humo de cigarro
  3. Productos para el hogar y pesticidas
  4. Gases como el radón y el monóxido de carbono
  5. Materiales utilizados en la construcción como asbesto, formaldehído y plomo

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En ocasiones, algunas personas desarrollan síntomas que parecen estar relacionados con el tiempo que pasan en un determinado edificio. Puede haber una causa específica, como la enfermedad del legionario (un tipo de neumonía provocada por la bacteria Legionella), pero a veces no se puede encontrar la causa de la enfermedad. Esto se conoce como síndrome del edificio enfermo.

Usualmente, los problemas de calidad del aire en espacios interiores solo se vinculan con molestias menores. La mayoría de las personas se sienten mejor una vez que eliminan la fuente de contaminación. No obstante, ciertos contaminantes pueden causar enfermedades que aparecen mucho tiempo después, como afecciones respiratorias o cáncer.

Por lo anterior, es crucial asegurarse de que tu edificio esté bien ventilado, así como deshacerte de los contaminantes antes citados para mejorar la calidad del aire en interiores.

 

Fuente: U.S. National Library of Medicine