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El encierro y la nueva normalidad han establecido una nueva forma de educar y aprender. Los niños deben acostumbrarse a un nuevo estilo de vida, lo que podría confundirlos, estresarlos y llevarlos a hacer más rabietas. Especialistas de Healthy Children recomiendan aprender a manejar esta situación, reconociendo cuál es la mejor solución.

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¿Disciplina o castigo?

Aunque muchos padres creen que la disciplina y el castigo son lo mismo, no lo son. La disciplina es una manera de enseñar y mejorar una buena relación entre padres e hijos. Cuando aplicas disciplina, debes elogiar a tu hijo,a la vez que le das instrucciones con un tono firme. La intención de esto es mejorar su conducta.

El castigo es algo negativo. Se aplica una consecuencia desagradable cuando un niño hace o no hace algo. El castigo es tan solo una pequeña parte de la disciplina. Es importante considerar que hasta los tres años de edad, y a veces hasta después, los niños no entienden el concepto de castigo.

¿Qué se recomienda más? A decir de expertos, poner límites es mucho mejor que el castigo. La mayoría de los niños responden a límites claros, tranquilos y firmes.

Otras recomendaciones

  1. Enseña las reglas de la casa. Los niños no conocen las reglas de la casa hasta que se le enseñan. Enseñar las reglas del hogar es una de tus responsabilidades importantes en la crianza.
  2. Evita las amenazas. Siempre es más eficaz reforzar de manera positiva las conductas deseadas y enseñar a los niños conductas alternativas en vez de tan solo decir «deja eso o ya verás».
  3. ¡Bien hecho! Elogia a tus hijos cuando su comportamiento sea adecuado. Refuerza la idea de que se están comportando como personas «grandes» siempre que apliquen estas tácticas en vez de pegar, patear o morder.
  4. Controla tu propio carácter. Mantente atento a tu propia conducta cuando estés cerca de los niños. Una de las mejores maneras de enseñar el comportamiento adecuado es controlando tu forma de ser.
  5. Mantente firme. Si debes disciplinar, no sientas culpa y no te disculpes bajo ninguna circunstancia. Aunque disciplinar a un hijo nunca es agradable, es una parte necesaria de la crianza y no hay razón para sentirse culpable.

 

Vía: Healthy Children