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autismo-sospechaUn nuevo estudio, publicado esta semana el la Revista de Neurociencia (The Journal of Neuroscience), apunta que los niños que padecen trastornos del espectro autista (TEA) tienen problemas para sincronizar la información que reciben sus ojos y sus oídos.

Si bien este fenómeno parecía obvio debido a la evidencia diaria, lo relevante es que con esto se viene a reafirmar el papel que juega el Trastorno del Procesamiento Sensorial dentro de los TEA y su vínculo directo con el desarrollo del lenguaje.

Investigadores del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, Nashville, concluyeron que existe una fuerte relación entre los déficit en los bloques de construcción sensoriales para el lenguaje y la comunicación y la dificultad en el desarrollo de las habilidades sociales en los niños con autismo.

El director del Instituto del Cerebro de Vanderbilt, Mark Wallace, señala que a pesar de que existe una gran cantidad de esfuerzos dirigidos al tratamiento de niños con autismo, prácticamente ninguno se basa en una evidencia empírica sólida ligada a la función sensorial. En este sentido, señal, “si podemos solucionar este déficit en la función sensorial temprana, entonces, tal vez, podamos ver beneficios en el lenguaje y la comunicación y las interacciones sociales”.

Un procesamiento sensorial incorrecto puede generar un efecto cascada que altere el funcionamiento de otras tareas relacionadas, como puede ser el proceso de aprendizaje del lenguaje. Al tener dificultad en asociar de manera coherente el sonido con la imagen se tienen problemas para integrar de manera adecuada la información. Esto generaría estados de saturación sensorial y estados de ansiedad.

Según Wallace, esta investigación podría tener implicaciones más amplias, pues se sabe que el funcionamiento sensorial también juega un papel en padecimientos como la dislexia y la esquizofrenia.

Dentro del estudio participaron 32 niños con desarrollo normal -entre los 6 y los 18 años de edad- y 32 niños de alto funcionamiento con autismo; se buscó que ambos grupos coincidieran en casi todos los aspectos, incluido el coeficiente intelectual. A los participantes se le pusieron una serie de tareas diferentes. Se utilizaron diferentes tipos de estímulos visuales y sonoros, y después se pidió a los participantes que dijeran si los estímulos se presentaron de manera simultánea.

Se encontró que los niños con autismo presentan un mayor volumen en un área llamada ventana de la unión temporal, esto hace que sea deficiente la asociación entre los acontecimientos visuales y auditivos que se dan en un determinado rango de tiempo. “Los niños con autismo tienen dificultades para procesar la entrada simultánea por los canales de audio y visuales. Es decir, que se encuentran con problemas para integrar la información simultánea de sus ojos y sus oídos”, explica Stephen Camarata, profesor de Ciencias de la Audición y del Habla y co-autor del estudio.

También se encontró que los niños con autismo presentan deficiencia en la intensidad de consolidación o asociación de loes estímulos del lenguaje audiovisual. “Una de las imágenes clásicas de los niños con autismo es que tienen sus manos sobre sus oídos. Una de las razones puede ser que estén tratando de compensar sus cambios en la función sensorial atendiendo únicamente a un sentido, lo que puede ser una estrategia para minimizar la confusión entre los sentidos”, apunta Wallace.

Vía: Europa Press