Si tienes diabetes, incluso una pequeña cortada o rasguño puede convertirse en un problema grave, así lo advierte Hackensack Meridian Health, en Estados Unidos.

Para la mayoría de la gente, una muesca o un rasguño no es gran cosa. Pero para una persona con diabetes, incluso una cortada o raspadura menor puede convertirse en un problema muy grave si no se trata adecuadamente.

«La diabetes afecta la función de los glóbulos blancos, lo que obstruye la capacidad del cuerpo para combatir las bacterias y cerrar las heridas», señala el doctor Asaad H. Samra, director del Centro de Curación de Heridas en el Centro Médico Bayshore. Además, las personas con diabetes no controlada pueden desarrollar mala circulación, lo que dificulta que el cuerpo entregue nutrientes a las áreas lesionadas, dificultando así el proceso de curación.

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Por lo anterior, es crucial que las personas con diabetes traten correctamente cualquier herida, sin importar cuán pequeña parezca. Aquí les dejamos algunos consejos cortesía del doctor Samra:

  1. Lava bien la herida. Usa un jabón antibacteriano y agua tibia para limpiar la herida. Luego seca con un paño limpio y aplica un ungüento antibacteriano de venta libre.
  2. Cubre la herida. Usa un vendaje para mantener la herida limpia, húmeda y protegida. «Ahora se considera información antigua e inexacta dejar que una herida se seque», señala Samra.
  3. Cambia el vendaje a diario. Quítate el vendaje y asegúrate de que nada haya cambiado significativamente desde la última vez que viste la herida. Usa agua y jabón para lavar la zona y eliminar la pomada vieja. Posteriormente, seca y aplica una capa nueva. Si después de unos días sientes que la herida se está curando bien, puedes realizar el cambio de vendaje en días alternos.
  4. Inspecciona la herida cada vez que cambies el vendaje. Si no observas una mejora en el transcurso de una semana, o si se desarrolla enrojecimiento o mal olor, llama a tu médico. También comunícate con tu médico si la herida no cicatriza dentro de cuatro a seis semanas.
  5. Revisa tus pies a diario. La diabetes puede provocar neuropatía, que limita la sensación en las extremidades. “Entonces, alguien con diabetes podría tener una lesión en el pie y ni siquiera saberlo”, subraya Samra. Esto, además de un flujo sanguíneo deficiente, te pone en riesgo de desarrollar una infección por una llaga en el pie. Mantente atento(a) a cortes, llagas, ampollas, hinchazón o cualquier cambio en la piel o las uñas. No olvides revisar la planta de tus pies (usa un espejo). Y nunca andes descalzo(a), ni siquiera dentro de tu casa.

 

Fuente: Hackensack Meridian Health