dolorDesde hace tiempo se sospechaba que experimentar estrés en la niñez podría provocar que una persona desarrollara en su vida adulta dolor crónico. Ahora, nuevas investigaciones sugieren que esta sensibilidad al dolor podría incrementarse si nuevamente se experimenta estrés como adulto.

De acuerdo a un estudio publicado en la revista Biological Psichiatry, un equipo de investigadores de la Universidad de California, en San Francisco, señalan que hay una preocupación creciente de que los síndromes de dolor crónico pudieran ser una complicación de los desordenes de estrés post traumático o PTSD.

Los investigadores apuntan que esta conexión es muy difícil de estudiar, pues la mayoría de los eventos traumáticos que producen PTSD llevan a un trauma físico, y los estudios previos en animales no han sido capaces de reflejar con precisión los eventos de estrés en la vida de los humanos.

En un intento de lograr un mejor entendimiento de este vínculo, el equipo de investigación analizó a un grupo de ratas hembra que fueron sometidas a estrés al restringir materiales para construir nidos y cuidar a sus crías por una semana. Cuando las ratas madre están tensas, explica el equipo de investigación, no pueden proporcionar niveles consistentes de crianza, lo que provoca que también las crías desarrollen estrés.

Cuando los pequeñas ratas se volvieron adultas, se encontró que mostraban una elevada reacción ante los estímulos dolorosos. Fueron expuestas a un estímulo de estrés sonoro y se encontró que ello incrementaba su reacción al dolor en el futuro.

Los investigadores explican que esta reacción aumentada al dolor se asocia con el compuesto orgánico conocido como catecolaminas y que está involucrado en las reacciones de huir o pelear. También se encontró que esas reacciones tienen relación con las citocinas, moléculas que tienen una función en la respuesta antinflamatoria del cuerpo.

En este sentido, se encontró que cuando se puede detener la función de las citocinas y las catecolaminas las crías estresadas mostraron una reducción en la sensibilidad al dolor.

Estos descubrimientos apuntan al desarrollo nuevas formas de diagnóstico y para lidiar con el dolor crónico. El doctor Jon Levine, de la Universidad de California, San Francisco, autor principal del estudio, consideró que con lo que se sabía ya de la manera en que los eventos en la vida temprana pueden cambiar el balance homeostático y predisponer a los adultos a desarrollar dolor crónico, “esto podría estar mediadopor un mecanismo periférico, que implica la interacción entre ejes de estrés inmunológico y neuroendocrino. Esto sugiere nuevos enfoques para detectar enfoques para detectar personas en riesgo, así como para el tratamiento del dolor crónico”

Vía: Revista Biological Psichiatry