i-clonacioón-reprocutiva-y-terapeuticaLos avances en métodos y técnicas de la biología molecular han simplificado la investigación sobre el genoma humano. Así, lo señala la publicación “De la clonación reproductiva y terapéutica en el ser humano”, de la revista de la Facultad de Medicina de la UNAM.

Y es que en las últimas décadas la sofisticación de ciertos procedimientos –como el DNA recombinante, entre otros– han permitido importantes adelantos en el conocimiento. No obstante, los mecanismos que regulan la expresión de esos genes a nivel molecular, la morfogénesis y la diferenciación especializada de cada tejido aún no son completamente conocidos.

Clonar significa crear un ser genéticamente idéntico y con la clonación de la oveja Dolly, en 1997, la manipulación biotecnológica dio un paso importante, pues se abrió la posibilidad de usar citoplasma de un óvulo al que se le había extraído el núcleo para reprogramar todo el conjunto de genes al introducirle el núcleo de una célula adulta.

Es común que se tenga la tecnología antes que el conocimiento y el conocimiento antes que las ideas éticas. Por ello, se tuvieron ideas cercanas a la ciencia ficción e incluso se pensó que podrían seleccionarse los genes para elegir, por ejemplo, el color de los ojos.

Lo cierto es que diversos países trabajan en el tema y al igual que existen organismos serios, también hay casos como el del doctor Panol Zavos que anunciaba estar listo para clonar un humano, pero, según se dice, sus experimentos sólo eran inventos.

Como él, existe gente que afirma estar cerca de clonar un humano o, bien, haberlo hecho ya, aunque se niegan a someterlo a comprobación. Quizás leyeron la técnica usada por Ian Wilmut, creador de Dolly, y creyeron que podía realizarse fácilmente.

No obstante, se había trabajado legalmente en el asunto y de 277 óvulos enucleados e injertados con núcleos de células de la ubre de una oveja embarazada, sólo 29 llegaron a convertirse en embriones que se implantaron en úteros de otras ovejas tratadas hormonalmente para sostener el embarazo, pero sólo un caso se logró.

Aunque todas las células del cuerpo tienen los mismos genes, unos están activados y otros no; además, al pasar el tiempo, las células adultas van perdiendo muchos telómeros, lo cual es parte normal del envejecimiento; Dolly murió con signos degenerativos que correspondían a la edad que tendría la donadora de la célula matriz.

Por esto, en lo que se llama clonación reproductiva todavía hay incógnitas, peligros y reservas científicas así como técnicas que no la hacen deseable.

En todo caso, ha surgido otra posibilidad de clonación no reproductiva sino terapéutica.

En la actualidad se sabe que los cambios en la organización molecular de una célula diferenciada no implican alteraciones del esqueleto del ADN característico del organismo. Luego de Dolly y otros experimentos, se ha observado que el núcleo de este tipo de células puede sustituir al núcleo del huevo y dar todo el conjunto de tejidos especializados del organismo.

La mórula, a los cuatro días de fertilizado el óvulo, contiene de 6 a 8 células que se llaman madres o troncales (pues van a generar todos los tipos de tejidos); éstas se pueden aislar, separar y mantener en cultivo antes de que se les pueda llamar embrión.

Existe la tecnología para manipular el genoma en esas células y dirigirlas para que formen un tejido específico que se usaría para reconstruir otro en condiciones patológicas.

Para obtener la mórula sería preciso tomar el núcleo de una célula diploide (con genes del padre y la madre) e injertarla en un óvulo al que se le ha extraído el núcleo y esperar para tomar las troncales, esto ha generado discusiones, pues algunas instituciones consideran que la mórula es ya un embrión y debe ser intocable; mientras, otras, llaman embrión sólo al blastocito implantado en el útero que tiene, entre otras características, dos capas celulares ya diferenciadas.

Sin embargo, existen células troncales en el cordón umbilical y en la placenta. En el adulto también se encuentran en el cerebro, así como en la médula ósea, entre otros sitios, y aunque escasas, pueden identificarse, cultivarse y purificarse, lo cual constituye una esperanza.

De hecho, las hematopoyéticas se usan, en el trasplante de médula ósea para el tratamiento de la leucemia.

Asimismo, existe otro avance. De un ovocito no fecundado se ha podido obtener un embrión; es decir partenogénesis; y de ahí, las líneas celulares parcialmente funcionales, lo cual también es una veta prometedora.

En todo caso, las posibilidades de usar estos conocimientos implican responsabilidad, aun cuando el trabajo en sí no tenga que ver con la ética.

La investigación de la biotecnología con fines terapéuticos debe continuar y considerar que las células troncales que constituyen la mórula no forman propiamente un embrión y pueden utilizarse para buscar líneas celulares de las que podrían derivarse beneficios para enfermos que, por ahora, son incurables.

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Vía: www.academica.mx