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Los patrones de crecimiento de los niños nacidos a través de tratamientos de fertilidad difieren, inicialmente, de los concebidos naturalmente, pero tales tasas de crecimiento se ponen al día con el tiempo, así lo reveló un nuevo estudio publicado en la revista Human Reproduction.

La fertilización in vitro y otras formas de «tecnología de reproducción asistida» (TRA) se han asociado durante mucho tiempo con un menor peso al nacer en los bebés, pero no estaba claro cuánto tiempo continuaban las diferencias en el crecimiento.

Para averiguarlo, los investigadores noruegos analizaron datos sobre casi 80,000 niños concebidos de forma natural y más de 1,700 concebidos mediante TRA. Los niños fueron monitoreados hasta los 7 años.

Casi 5,300 de los niños concebidos naturalmente nacieron de madres que tardaron más de un año en quedar embarazadas. De los niños tratados con TRA, 1,073 nacieron de embriones frescos y 179 de embriones congelados.

Los niños nacidos mediante TRA tuvieron un peso promedio al nacer de 3.5 kilos y una longitud promedio de 50 cm, en comparación con los casi 3.6 kilos y 50.2 cm de los niños que fueron concebidos naturalmente, señaló la investigación.

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Los niños de TRA crecieron más rápido durante sus primeros 18 meses de vida. Después de un año, eran un poco más largos y pesados ​​que los niños que fueron concebidos naturalmente. Esta diferencia continuó hasta los 7 años, hallaron los investigadores.

Los niños nacidos de madres que tardaron un tiempo prolongado en quedar embarazadas también fueron más pequeños al nacer, pero no tan pequeños como los niños con TAR. Su patrón de crecimiento fue similar al de los niños de TRA, indicaron los autores.

En comparación con los niños concebidos de forma natural, los niños con TRA nacidos de embriones frescos fueron más pequeños y los de embriones congelados tuvieron un tamaño similar, mostraron los resultados.

Los autores también analizaron datos de más de 544,000 jóvenes de 17 años examinados para el servicio militar en Noruega. Hubo poca diferencia entre los nacidos a través de TRA y los que fueron concebidos naturalmente, o entre embriones frescos o congelados.

«El hecho de que no observamos diferencias en altura, peso o [índice de masa corporal] entre el TRA y la descendencia concebida de forma natural a los 17 años es tranquilizador. Nuestro estudio es el primero en mostrar diferencias claras en los patrones de crecimiento entre los niños concebidos a partir de embriones frescos y congelados hasta la edad escolar», destacó Maria Magnus, del Centro de Fertilidad y Salud del Instituto Noruego de Salud Pública, en Oslo, y autora del estudio.

Magnus agregó que se requieren más estudios y un seguimiento más prolongado para evaluar las causas y si estas diferencias tempranas observadas entre los niños con TRA podrían afectar su salud más adelante.

 

Vía: Health Day News