A medida que los médicos ven a más niños con COVID-19, han surgido algunas noticias positivas: solo alrededor del 4% de los niños y adolescentes tienen síntomas de COVID de larga duración, así lo reveló un nuevo estudio publicado en la revista The Lancet Child & Adolescent Health.

El estudio confirma que la COVID-19 tiende a ser una enfermedad leve en los niños y que generalmente se recuperan rápidamente, reportaron los investigadores.

«Es reconfortante que la cantidad de niños que experimentan síntomas prolongados de COVID-19 sea baja. Sin embargo, una pequeña cantidad de menores experimentan una enfermedad prolongada con COVID-19, y nuestro estudio valida las experiencias de estos niños y sus familias», señaló Emma Duncan, profesora en el King’s College de Londres y autora principal del estudio.

Algunos adultos padecen una enfermedad prolongada después del COVID-19, y los síntomas persisten durante cuatro semanas o más. Pero no estaba claro si los niños podrían desarrollar una condición similar.

Para averiguarlo, los autores observaron a más de 1,700 niños en el Reino Unido de entre 5 y 17 años, quienes dieron positivo para COVID-19 entre el 1 de septiembre de 2020 y el 22 de febrero de 2021.

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Sus pruebas positivas ocurrieron cerca del inicio del cuadro sintomático, y sus padres informaron regularmente sobre los síntomas de sus hijos hasta que recuperaron su salud.

Por lo general, los pacientes se recuperaron en una semana y tuvieron pocos síntomas. La enfermedad duró un promedio de seis días y el número promedio de síntomas fue de tres, encontraron los investigadores.

Casi todos los niños sintomáticos se recuperaron a las ocho semanas. Solo el 4.4% continuó teniendo síntomas más allá de las cuatro semanas y tuvo un promedio de dos síntomas persistentes, típicamente fatiga, dolor de cabeza o pérdida del sentido del olfato.

Los resultados muestran que los síntomas de COVID-19 a largo plazo son menos comunes en niños que en adultos, subrayaron los autores.

Los niños que tienen síntomas persistentes deben recibir atención y educación multidisciplinarias para apoyar su recuperación, aconsejaron los investigadores.

«Esperamos que nuestros resultados sean útiles y oportunos para los médicos, los padres y las escuelas que atienden a estos niños y, por supuesto, para los propios niños afectados», finalizó Duncan.

 

Fuente: Health Day News