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La hipertensión arterial es uno de los principales factores de riesgo de infarto cerebral. Cuando la presión en las arterias se mantiene elevada por mucho tiempo, se dañan los vasos sanguíneos del cerebro, lo que puede provocar su ruptura o bloqueo. Este daño afecta directamente el flujo de oxígeno y nutrientes a las neuronas.

¿Cómo afecta la presión alta al cerebro?

La presión arterial alta debilita las paredes de los vasos sanguíneos, favoreciendo la formación de aneurismas o coágulos que pueden obstruir la circulación cerebral. Con el tiempo, este desgaste aumenta la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV).

Además, la hipertensión no controlada puede generar deterioro cognitivo y aumentar el riesgo de demencia.

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Prevención y control

Medir la presión arterial de manera regular es clave para detectar desequilibrios a tiempo. Mantener un peso saludable, reducir el consumo de sal, hacer ejercicio, evitar el tabaco y moderar el alcohol son hábitos que ayudan a mantener las arterias en buen estado.

En caso de requerir medicación, es importante seguir el tratamiento indicado por el médico.

Controlar la presión arterial es una de las formas más efectivas de prevenir un infarto cerebral. ¡Cuida tu salud, revisa tu presión con frecuencia y adopta hábitos que fortalezcan tu corazón y tu cerebro!

 

Fuente: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos