La escleroterapia utiliza una inyección de un químico especial (esclerosante) en una vena varicosa para dañar y cicatrizar el revestimiento interior de la vena. Esto hace que la vena se cierre, así lo indica Michigan Medicine, en Estados Unidos.

Durante este procedimiento, se eleva la pierna afectada para drenar la sangre y se inyecta el esclerosante en la vena varicosa. La intervención se realiza en el consultorio de un médico o en una clínica y demora de 5 a 30 minutos, según la cantidad de venas varicosas que se traten y del tamaño.

Después de que se administra la inyección de esclerosante, se aplica presión sobre las venas para evitar que la sangre regrese cuando se pone de pie. Es posible que debas usar medias de compresión durante varios días o semanas para mantener la presión.

La inyección de escleroterapia puede ser dolorosa y el químico (esclerosante) que se inyecta puede causar una sensación de ardor o calambres durante unos minutos en el área donde se aplicó la inyección. Es posible que necesites sesiones repetidas y muchas inyecciones en cada sesión, según la extensión de las venas varicosas y el tipo de esclerosante utilizado.

Una técnica más nueva y mínimamente invasiva le permite a tu médico inyectar esclerosante con un catéter. El catéter y el esclerosante se guían hasta la vena afectada con la ayuda de una ecografía dúplex. Este proceso permite que el tratamiento de escleroterapia se utilice en venas varicosas más grandes que anteriormente solo podían tratarse quirúrgicamente con ligadura y extracción, en las que las venas varicosas más grandes se amarran y eliminan.

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¿Por qué se hace?

La escleroterapia se usa para tratar:

  • Arañas vasculares y venas pequeñas que no causan problemas más graves.
  • Venas varicosas más pequeñas que regresan después de una cirugía de extracción de venas.
  • Varices más grandes, cuando se utilizan técnicas mínimamente invasivas.

Cabe destacar que la escleroterapia se puede realizar sola o como seguimiento de la cirugía.

Asimismo, NO debe realizarse si:

  • Estás embarazada o amamantando. No se sabe si el químico (esclerosante) causa defectos de nacimiento o pasa a la leche materna.
  • Tienes antecedentes de alergia a sustancias esclerosantes o similares.
  • Tienes coágulos de sangre o inflamación en las venas profundas de las piernas (trombosis venosa profunda).

Qué esperar después del tratamiento

La escleroterapia generalmente no requiere ningún período de recuperación. Es probable que puedas caminar inmediatamente después del tratamiento. No obstante hay algunas pautas que debes seguir:

  • Evita el ejercicio vigoroso durante 1 semana después del procedimiento.
  • Camina todos los días durante al menos 10 minutos.
  • Trata de no sentarte o acostarte durante largos períodos de tiempo.

Si tienes más dudas sobre la escleroterapia, consulta a tu médico.

 

Fuente: Michigan Medicine – University of Michigan